Cara de pan

Sara Mesa lo ha vuelto a hacer. O, mejor dicho, lo volvió a hacer en 2018 con la publicación de esta pequeña novela turbia y perturbadora.

Es el cuarto libro que leo de Mesa y, por tanto, ya vislumbro ciertos parecidos entre algunos de los personajes de los diferentes libros y en su forma de escribir, lo que no me parece en ningún momento un punto negativo.

En esta ocasión, nos habla del encuentro entre una adolescente, Casi, y un hombre mayor, al que llamará el Viejo. Seguro que más de uno ya pensará con estos elementos lo que va a pasar. Pero se equivoca. O al menos se equivoca un poco. Precisamente porque uno de los talentos de Sara Mesa es el de crear zonas oscuras, sin palabras, donde la imaginación rellena los huecos que la prosa ofrece humildemente para este fin. Zonas donde, además, el orden lógico de los actos se invierte y quien parece la víctima es el verdugo.

Es una novela que puede ser realmente incómoda si nos dejamos llevar por esa premisa de “hombre mayor se aprovecha de una chica joven”. Y en ciertos momentos sí que puede parecerlo, pero la versión de los hechos que se nos muestra está en cierto modo adulterada: será una voz en tercera persona la que nos desgrana los pensamientos de la adolescente, unos pensamientos que no parten siempre desde la inocencia y que nos harán conocer la psicología de una relación extraña, desde luego mal vista desde el principio del libro.

Lo que empezó como un encuentro casual en un parque, se convertirá en una rutina diaria donde ambos personajes compartirán daños y excentricidades, donde poco a poco iremos conociendo cómo avanza su relación y cómo, finalmente, el silencio premeditado hará más daño que la palabra.

No es una historia que quizá vaya a ser recordada durante mucho tiempo, porque no tiene nada de especial más allá de revertir el lado del espejo en el que juzgamos las relaciones que en principio no son adecuadas. Pero tal y como me ocurrió con su novela Cicatriz, no he tardado apenas ni un día en leerla.

La especialidad de Mesa son los personajes ambiguos con rasgos obsesivos y esto es suficiente para querer seguir leyendo hasta el final.

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