Agnes Grey

Se trata de la primera novela de la más pequeña de las hermanas Brontë, publicada con el seudónimo de Acton Bell, al mismo tiempo que “Cumbres borrascosas” de Emily, en 1847, por lo que rápidamente “Agnes Grey” quedó eclipsada ante el dramatismo, la intensidad, la extrañeza y la salvaje violencia de la novela de su hermana, que se tradujo en un escándalo mediático en su momento.
Sin embargo, “Agnes Grey” es también extraordinaria en su sencillez. Hoy se consideraría una novela de autoficción, pues recoge las experiencias de la propia Anne Brontë durante sus años como institutriz.
Agnes Grey relata con realismo y crudeza la vida de las institutrices en la época victoriana, el trato con niños consentidos, crueles y malcriados a los que a Agnes no le está permitido reprender, el trato con padres permisivos y frívolos, la soledad y las humillaciones padecidas, pues como institutriz se encontraba siempre en una posición difícil, al no ser considerada como personal de servicio, ni estar al mismo nivel social de los dueños de las casas donde trabajaba.
Una institutriz era una mujer con educación y aunque independiente económicamente, sus recursos eran siempre limitados, por lo que se veía expuesta al desprecio continuado de los que la contrataban, algo que dificulta en grado sumo su vida privada y las relaciones sentimentales que pudieran presentarse, tal y como le ocurre a Agnes.
Agnes Grey es una obra que tiene muchas más cosas en común con “Jane Eyre” de Charlotte, publicada más tarde, que con “Cumbres borrascosas” de Emily.
Como Jane Eyre, Agnes Grey es una mujer independiente, de mente abierta para la época, a pesar de su inevitable tono moralista marcado por ser la hija de un párroco.
Agnes Grey representa también una contundente crítica social que apunta directamente a las clases altas aristocráticas de su tiempo y un alegato a la inteligencia y la fuerza de la mujer.

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