Los escritores podían elegir el final de sus novelas, pero Beatrice no estaba viviendo una historia. Ella estaba viviendo la historia, y la historia continuó para siempre.
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Los escritores podían elegir el final de sus novelas, pero Beatrice no estaba viviendo una historia. Ella estaba viviendo la historia, y la historia continuó para siempre.
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Qué difícil era ser mujer en este mundo de monarquías, cuyas estructuras y tradiciones habían sido todas construidas por hombres.
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De ahora en adelante, ustedes son dos personas a la vez: Beatrice la mujer, y Beatrice, heredera de la Corona. Cuando quieren cosas diferentes, la Corona debe ganar. Siempre.
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Podía sonreír hasta sus últimas consecuencias, sin importar el precio, porque era una Washington y la habían educado para escudarse tras una sonrisa frente a la adversidad.
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¿Quién ha dicho nada de olvidar las cosas? El perdón consiste en reconocer que alguien te ha hecho daño, y seguir queriéndolo a pesar de todo.
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Emanaba una energía nebulosa e infecciosa, como si de algún modo estuviera más viva que los demás.
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Manolito ...