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Esta fue una de las lecturas que más me fascinaron hace unos años, que narra la historia de supervivencia de un hombre y un niño en un mundo postapocalíptico en el que lo único que queda es hambre y sufrimiento. La intención del libro no es explicar qué sucedió para llegar a ese estado postapocalíptico, sino adentrarse en qué les ocurre después a los supervivientes y cómo lidian con la necesidad de sobrevivir a pesar de que todo los que les espera es desolación. Me ha gustado mucho la manera tan sencilla y real en la que se narran las emociones y la relación entre los dos protagonistas, pues consigue que sintamos su amor y su miedo como propios. El estilo del autor me resultó muy particular: no hay capítulos, ni se marcan los diálogos, el texto simplemente aparece separado en párrafo. Para mí, esto fue un poco confuso pero la historia me atrapó tanto que estos detalles quedaron en segundo plano. Aunque la pluma del autor es escueta, consigue transmitir a la perfección la oscuridad y la atmósfera gris que envuelven a la historia en todo momento. Casi se puede palpar la tristeza, la angustia claustrofóbica y la desesperación que viven los personajes. También me gustó mucho que todo lo relacionado al pasado no se explique por completo, sino que se dan pinceladas y se deja en manos de la imaginación de cada uno. Este libro es uno de esos que se termina pero sigue en tu cabeza durante un buen rato, te hace ponerte en la piel de los personajes y plantearte qué harías tú en esa horrible posición, cómo serías capaz de seguir adelante cuando ya no hay ningún motivo para seguir. Es una lectura dura pero a la vez inmersiva que recomiendo totalmente. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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