Senderos salvajes

Cuando el travieso querubín del amor por la literatura lanza su flecha, no suele hacerlo por casualidad.
Aunque su labor sea que así lo parezca.

Ya hace tiempo que Senderos Salvajes y un servidor cruzabamos miradas cargadas de intención, de sugerentes coqueteos que prometían noches eternas y de un deseo que, irremediable, se desató sin control, desde el primer roce de nuestras pieles.

Que duda cabe, que como amantes de manual, nuestros idílicos encuentros nos hayan dejado exhautos, extasiados y con el dulce aroma del anhelo al despuntar los primeros rayos de sol del día después.

Western o Far West, olvídense de Wayne, Cooper, Fonda o Douglas. Esto no es Hollywood, sino la vida real. La que por desgracia, pocos cuentan.

Principios del siglo XIX. Manuel Lisa emprende una expedición rumbo a lo desconocido en la parte más alta del río Misuri. Allí donde ningún piel blanca ha osado llegar, con dos propósitos:

Encontrar un paso fluvial que una los dos océanos y abrir una nueva ruta comercial.

Justo en esta apertura comercial se encuentra, sin duda, la parte más profunda de la novela y su doble moral.
Por un lado, reivindicando a un Español olvidado por la historia, pero por una proeza que desencadenó matanzas animales y humanas desastrosas.

El comercio en cuestión es la caza indiscriminada de bisontes y castores para la venta de sus pieles que, amén de las consecuencias para las especies, también las tendrá para los nativos que de ellas se alimentan.
Hambre.

Lisa, jamás peleará contra las tribus indias, pero si se defenderá de sus ataques.
De hecho, nuestro explorador comparte amistad con los Omahas, un pequeño clan asediado por los Siux y los Pies Negros, curiosamente, armados por colonos ingleses, españoles o estadounidenses.

Es decir, les venden armas, pólvora y cañones y acaban con su fuente de alimentación para que los nativos se destruyan entre ellos y puedan dedicarse sin sobresaltos al productivo arte de vestir con pieles a quienes nunca se preguntan los muertos necesarios para su nuevo abrigo.

La novela está narrada por Joaquín Lisa, sobrino del aventurero y hombre que irá experimentado cambios importantes en su caminar.

Diego de Goiri es otro (el libro está lleno de ellos) de esos personajes fascinantes: Naturalista y médico de la expedición, irá tomando notas de especies autóctonas y cuanto acontece con ellos, convirtiéndose en la voz de la conciencia de actores y lectores.

Con muy buena letra, tensión narrativa "in crescendo" y unas descripciones extraordinarias, Santiago Mazarro firma una novela histórica tan sutil como fulminante, rescatando a un aventurero de la desmemoria, pero haciéndonos partícipes de las consecuencias de sus logros.

Yo no puedo Santiago más que rendirme a tus pies, al increíble talento y respeto que demuestras en tu texto por temas tan complejos, y al capacidad de construcción de una narrativa simplemente perfecta donde lo aventurero, lo histórico y lo mezquino van directos al paladar del lector sin la necesidad de que intervengas o nos guíes de forma palpable, sino a través del propio tejido argumental.

Unos de esos libros que, justo al cerrarlo, ya lo echas de menos.

Cada lector posee un motivo por el cual ha adquirido el hábito de la lectura. Para mí, los libros son mi salvación. Y es que un día se convirtieron en algo más que meras historias de ficción. Son mi salvavidas diario. Mi balón de oxígeno. Desde entonces, devorar las páginas de una buena novela se ha convertido en algo tan esencial como el respirar. Y en estos tiempos que vivimos aún más.

Por eso, cuando encuentro una novela que me gusta tanto como esta, no puedo por menos que gritarlo a pleno pulmón. Espero que oigáis mi grito desgarrador. ¡Ahhhhhhhhhhh!

'Senderos salvajes' relata la historia de un español, Manuel Lisa, que en 1807 junto con un puñado de hombres emprenden una incursión río arriba del Misisipi para trazar una nueva ruta comercial en el oeste norteamericano.

La historia está escrita en primera persona narrada por el protagonista principal de la acción, considerándose un narrador personaje, que va describiendo los hechos desde su punto de vista. Es una narración más subjetiva y limitada pero mucho más cercana al lector. Así, se percibe al narrador como alguien real dentro de la historia haciéndonos partícipe de sus sentimientos. El joven Joaquín Lisa, sobrino del mismísimo Manuel Lisa, será el narrador protagonista. de su propia mano, el lector conocerá la historia de un explorador español abandonado por la Historia o incluso, me aventuraría a decir, que sacado a golpe de olvido de la Historia Norteamericana.

EL DESTINO AMARGO DE UN TERRITORIO

Hay hombres que están destinados a hacer historia, aunque la historia les olvide. Manuel Lisa es uno de esos personajes disueltos en la historia como un azucarillo en el agua. Gracias a la tenacidad y el esfuerzo de Santiago Mazarro que con esta novela ha querido rescatar a un personaje olvidado en el pasado. Por lo tanto, es un homenaje y tributo a un hombre pero también es un tributo a la tierra.

Por un lado, es un relato de hombres que se aventuraban en lo desconocido del continente americano y soñaban con un mundo nuevo, con todo un continente por explorar y una tierra sin dueño según creían ellos. Pero en su periplo se encontraron con que aquellas tierras ya estaban habitadas pero los dueños naturales de aquellas tierras lejanas y salvajes no fueron capaces de protegerlas por mucho tiempo. A nadie le importó que esas las tierras tuvieran dueño y estuvieran ocupadas por los nativos. En poco más de trescientos años, por la ruta que Manuel Lisa y sus hombres abrieron para el comercio de pieles y otros materiales, supuso más tarde el exterminio de casi la totalidad de los bisontes, castores y otros animales autóctonos de aquellos páramos.

Pronto noté que sería una gran lectura, repleta de aventuras e intriga histórica. Pronto supe que sería el relato de los primeros comerciantes en tierras lejanas y años inciertos. Pero me asombré al hallar una visión diferente de la Historia Norteamericana.

A nadie le asombrará las aventuras de los expedicionarios en el Lejano Oeste americano gracias a la industria cinematográfica, pero con esta historia Santiago Mazarro ha querido reivindicar la figura del aventurero español Manuel Lisa pero además ha querido que seamos testigos directos del deterioro del planeta y de cómo comenzó la incesante y prolongada migración de personas hacía el oeste americano dando como resultado el desplazamiento de los pueblos nativos, oprimiendo a las minorías de étnicas amerindias y la caza descontrolada a manos de la avaricia del hombre blanco.

Por ello, debo decir que me ha encantado. Que quiero seguir leyendo más novelas con esta calidad documental, con un narrador magistral, con un estilo narrativo insuperable, con alta dosis de acción.

Pero quiero que llegados a este punto oigáis de nuevo mi grito desgarrador porque cuando cerré por última vez este libro sentí un gran vacío en mi interior. Presagio que esta novela la recordaré durante algún tiempo. Y siento que su historia me acompañará allá donde vaya porque será difícil de olvidar.

Enlace: https://www.yoleonovela.com/..