Han pasado años desde aquella triste noche y muchos cambios se han producido. Yo ahora soy una mujer mayor, todavía soltera, pero no pobre ni solitaria, pues los Carruth me dieron un hogar y amigos. El hecho de verme asociada de forma tan curiosa a las secretas aflicciones de la familia tejió una, especie de lazo entre nosotros, y ellos me aceptaron como una más de los suyos.
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