Fruitlands

Esta novelita fue escrita por la autora basándose en los recuerdos y la propia experiencia de ella cuando tenía 10 años junto a su familia en una comunidad llamada Fruitlands que se fundó siguiendo las ideas de una corriente muy popular en el siglo XIX llamada “trascendentalismo” de la cual era defensor su padre, así como otros eminentes amigos de la familia, como Emerson, Thoreau, Nathaniel Hawthorne…

Dichas ideas, resumiendo muchísimo, serían el acercamiento de nuevo a la naturaleza, la práctica del vegetarianismo, rechazando toda explotación animal, incluso como fuerza de trabajo en el campo, o la utilización del estiércol o para la confección de ropa, la búsqueda de la belleza, la rebeldía individual ante las imposiciones de la sociedad, el autoconsumo sin explotar los recursos naturales desaforadamente, el anticapitalismo, la libertad del individuo para desarrollarse espiritualmente, igualdad entre los géneros, … en fin el edén en la tierra… Todo muy bonito, pero estas ideas chocan con la cruda realidad y la autora se dedica a caricaturizarlo, los miembros de estas comunidades se dedicaban más a teorizar que a labrar la tierra y a competir para ver quién era más papista que el papa…

La biografía de esta autora es muy interesante, escribía para subsistir, porque su padre, como demuestra esta pequeña novelita, fue un idealista lo que les llevó a deambular de un sitio a otro sin tener ni apoyos, ni trabajo fijo para sustentarse, y llenarse de deudas, así que ella, que se formó mucho más que las mujeres de su época, decidió ayudar al sustento familiar con sus escritos. Tristemente sólo se la reconoce por su obra más exitosa “Mujercitas”.

Acompañando la obra, están recopilados algunos retazos del diario de la autora mientras vivió en Fruitlands y un postfacio magnífico y muy ilustrativo sobre el movimiento trascendentalista de Pilar Abdón.