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Si buscáis un ejemplar del género gótico, coged Rebecca, no os decepcionará. La protagonista sin nombre, huérfana, trabaja como dama de compañía de la Sra. van Hopper. Durante su estadía en Montecarlo, conoce al atractivo viudo de Winter, rodeado por un halo de misterio y desolación, con quien entablará una relación apresurada y al llegar a una encrucijada, aceptará su propuesta de matrimonio. Tras la luna de miel en Europa, se encaminan para Manderley, una hermosa mansión rodeada de una vegetación pintoresca y lúgubre al mismo tiempo. La nueva Sra. de Winter deberá luchar contra su timidez, los cotilleos de la comarca, los sirvientes, en especial con la gélida Sra. Danvers y la antigua Sra. presente en cada rincón, mueble y memoria circundante. La historia tiene un cariz bastante similar a “Jane Eyre”, creo ambas señoritas podrían juntarse a tomar el té, pasar un rato agradable; no obstante, quien nos atañe no tiene tanto carácter como Jane, se siente fuera de lugar, le cuesta amoldarse a su nuevo papel. Ella se obsesiona con la difunta Rebeca, irá recopilando información a cuentagotas, reconstruyendo los aspectos de su personalidad y aquel día fatídico. de pasar a ser un secreto a dos veces, su nombre se vuelve placer, liberador para descubrirse como un veneno corriendo bajo Manderley, volcándose en el mar. Du Maurier destaca por la ambientación, tan pronto como te encuentras tomando sol en el Valle Feliz oliendo el aroma de las azaleas, a unos pasos transitas bajo árboles muy espesos, escuchando de fondo las olas romperse y llegas a playas con guijos, merodeada por un discapacitado mental, descubriendo una casita esperándote. Los acontecimientos pasan, no así las costumbres de Manderley, funcionando como los engranajes de un reloj suizo. Una ventana del ala Poniente se abre, una ráfaga de viento frío se cruza en el camino, habitaciones cerradas con el camisón y las chinelas listas para usar. La oscuridad se alimenta de la devoción, el sufrimiento y ríe con sarcasmo, el rugido del mar y las tormentas que se avecinan en el horizonte no vaticinan nada bueno. Me gustó mucho la narración, las descripciones son exquisitas. El relato no era el que yo me había imaginado en mi cabeza, tuve que lidiar con mis expectativas, sin embargo, me encontré leyendo hasta las dos de la mañana para terminarlo, no creo haya mejor prueba que esa a la hora de decir cuánto me enganchó. |
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