Los demonios del Reich

La primera parte “El Angel de Munich” del mismo autor me gustó mucho, asique esperaba una novela parecida, y si, ha estado a la altura.
Recalco que son libros independientes, pero en esta hay muchísimas referencias al primero, comparten personajes… asique recomiendo empezar por el principio (cosa lógica).
Para Berlín el 27 de febrero de 1933, fue una noche importante, una noche que parecía normal hasta que los bomberos reciben una llamada, el Reichstag (parlamento alemán) se está quemando porque alguien ha provocado un incendio. Y esto será el detonante para el ascenso nazi…
¿Quién fue el que genero este ataque que desencadeno uno de los acontecimientos más trágicos de la historia?
Así comienza la novela, y después de esta introducción nos vamos a unos días antes, para que nuestro comisario Sauer de la policía de Munich, se traslade a Berlín para buscar a la desaparecida Rosa, amante y la cuál se ha unido a la resistencia.
Un thriller histórico en el que pasan muchas cosas, muchos giros y en el que dudas de prácticamente todos, es verdad que quizá alguna parte se me hizo mas lenta pero enseguida coge ritmo de nuevo.
Una historia que es verdad, con tintes ficticios de algo que realmente sucedió, el autor ha realizado un trabajo de investigación brutal ( y queda perfectamente claro en la nota final), donde hay personajes tanto reales como ficcionados, una secuela que llevo al Führer a ganar las elecciones.
Asique si te gusta esta época y el thriller es un libro ( bueno son dos libros) que te recomiendo sin dudar.

La guerra es la continuación de la política por otros medios.

A veces, para hacer lo que es Justo, hay que olvidarnos de lo que es sabio.

La memoria de los hombres es un testigo poco fiable, que manipula y reescribe el pasado adaptándolo al presente. Lo que es demasiado doloroso resulta erosionado por el recuerdo hasta hacerlo perfecto.

La política, en tiempos de inestabilidad, también se hace con sangre, y siempre es sangre ajena.

Quizá, por una vez, la luz sería el túnel.

Si arde el Reichstag, arderá Alemania.

Berlín: la ciudad que no dormía nunca, pero que tampoco dejaba de soñar

En esta nación ya no existe ningún acuerdo sobre cómo hay que tratar a la gente extraordinaria.

Una cosa es vivir como pacifista y otra morir como un imprudente