Cuentos de Ise

Si, aunque nadie lo sepa,
de amor he de morir
inútilmente,
¿cuál dios me ha enviado
castigo tan inmerecido?

¿Estaba triste su corazón cuando hablaba así?
¿Qué pensaba él? No se sabe.

Más dolorosa
que abrasar mi cuerpo
en ascuas ardientes
es nuestra separación

Si me amáis
venid a verme
pues no es camino
que hayan prohibido
los dioses omnipotentes.

Cansado estoy de la vida
harto ya [del existir].
En una aldea de montaña
quiero hallar morada
donde me pueda ocultar.

Gracias a vos
he comprendido [el ardiente deseo de la espera].
En el mundo
esto es llamado
amor.

Puesto que los hilos de nuestras vidas
en apretado nudo
unidos fueron,
aunque estemos separados
nos veremos, creo, todavía.

"Desde que no nos podemos ver, un tiempo increíble ha transcurrido. Mucho temo que me hayáis olvidado, pues parece que el corazón de la gente de este mundo olvida en cuanto alguien se aleja".

Como cada noche
que habéis dicho: yo vendré,
ha pasado;
mi confianza en vos he perdido,
mas amándoos [siempre] mi vida continúo.

Una vez, un hombre envió esto a una dama a la que veía raramente:

El tiempo de nuestros encuentros
sólo dura lo que un relámpago
me digo,
pero vuestra crueldad
parece una eternidad.