Este es un libro oscuro y contundente que pudiera ser clasificado como la historia de un crimen real y que sin embargo, se convierte en algo más: en el recuento y la voz de las víctimas. Nada más real que un cuerpo es la historia de una joven abogada quien se involucra en el juicio de un hombre que enfrenta la pena de muerte después de abusar sexualmente y asesinar a un niño de seis años. Sin embargo, el libro es más que un listado de las cosas que sucedieron, de los hechos, del crimen en sí mismo: es el desentrañar al ser humano detrás de cada acción, de sus historias y sus motivaciones, sin importar si son buenas o malas. La autora, quien es la abogada, se cuestiona lo que sabe del caso y si bien en un principio considera, en contra de sus creencias y juicios, que cualquier pedófilo merece la pena de muerte, en algún punto comienza a reflexionar sobre esta postura. Lo hace, desde la perspectiva de una persona que fue víctima de abuso sexual. El libro hace un gran trabajo al llevar al lector a lugares oscuros en cuanto a cómo sobrellevamos nuestras propias historias personales, ya sea para bien o para mal. Aunque creo firmemente que ningún pedófilo es justificable, este libro es único en cuanto a su manera de abordar la historia de un crimen, brindando una perspectiva distinta sobre el crimen y aquellos que lo perpetúan. No se trata de justificar acciones pero si de intentar entender los motivos y el origen porque, si bien es muchas veces difícil, lo cierto es que los criminales son seres humanos, tal como nosotros. La pregunta es, ¿qué los motivó a actuar de una forma impropia? Siempre hay una razón detrás de cada acción y es lo que la autora rescata en este libro: todos tenemos una historia personal y ella nos marcará profundamente, algunas veces en formas oscuras e incomprensibles. + Leer más |