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Esta es la historia de Hunter y Willow. Hunter descubre una verdad que paraliza toda su vida y durante un año queda todo muerto dentro de él. No compone, su vida se va desmoronando desde ese momento, hasta que decide que ya basta y corre hacia delante, con miedo pero con ganas, en busca de respuestas. Willow se ha perdido a si misma con el paso de los años, se ha quedado sin identidad y algo hace click dentro de ella y se va sin mirar atrás para intentar volver a ser ella misma. Los personajes están bien construidos aunque conecté muchísimo más con Hunter, su historia lleva prácticamente todo el peso del libro y es una historia dura. Me ha gustado especialmente que se de a conocer parte de ello en formato diario, siento que esto hace que se conecte mucho más con el personaje que narra y se empatice muchísimo más. La ambientación está muy bien aunque he de admitir que me esperaba muchísimo más por esta portada y este título, me encantan los libros que te transportan directamente allá donde dicen que estás pero este no lo ha conseguido completamente. El cliché del músico turbado que conoce a chica está sobreexplotado en bastantes libros y en casi todos los que he leído bastante mal llevado con un exceso de toxicidad por medio que resulta hasta complicado de leer. Este no es el caso. Hay una relación que se construye de manera sana, un leve enemies que deja paso a algo muy bonito después. La manera de narrar de María Martínez como siempre te envuelve, es fácil de leer y se convierte en adicción con esos capítulos intercalados y cortos en los que puedes conocer los puntos de vista de todos los implicados en la historia. En general es un libro que recomiendo aunque haya varios aspectos que a mí me han fallado un poquito 🥲 El cameo de Declan (la fragilidad de un corazón bajo la lluvia) ha sido una grata sorpresa. |
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