El viento y la semilla

Tras unas semanas siguiendo los viajes, reflexiones y el exhaustivo análisis de Ricardo Martínez Llorca en su obra El viento y la semilla, puedo afirmar que se convierte en un imprescindible para deliberar sobre los peligros de la globalización. Más concretamente, la problemática de la producción de la soja transgénica y el impacto que tiene a través de la deforestación, más la expropiación de las tierras y trabajo en las comunidades locales e indígenas. A modo de sinopsis me atrevo a resumir la obra entre viajes necesarios para expandir la experiencia personal y la urgencia de problematizar poniéndole voz a las consecuencias de un desmedido sistema de producción y consumo de corte global. Una actualidad que exige atención inmediata, haciendo de esta obra un altavoz para quienes están silenciados ante la indiferencia que caracteriza a quienes nos toca de "lejos".

En cierta medida, es cierto, que su lectura se puede hacer repetitiva. No obstante, es un libro que debemos abordar cautelosamente para así poder situar en un mapa mental la cantidad ingente de datos que nos brinda. No es necesariamente una lectura lenta, pues acertadamente acompañamos al autor en su propia travesía. Atravesamos la Argentina más inhóspita de la mano inundándonos un ansia viajera muy saludable tras años de pandemia. Ricardo nos trae sutiles ecos de viajes anteriores, comparaciones de una persona que ha vivido en travesía entre libros y aventuras.

La obra consigue enfatizar la crisis humanitaria que sufren las poblaciones por las que discurre la obra. Sin duda, es una obra puesta en la tierra y las manos que la trabajan, la explotación y los explotados, el cambio que sufre el trabajo y el derecho que se tiene sobre la tierra a lo largo de los años en Latinoamérica. A pesar de estar enfocados en la producción de soja, atraviesa los límites interconectados, pues la discusión es transversal, puede abordarse desde otros ejemplos, como el aceite de palma. La desforestación y el abuso hacia la población es constante, el uso de químicos con consecuencias dudosas es algo a poner sobre la mesa, la acción o inacción de grupos ecologistas y, sobre todo, qué modelo de producción y consumo exige el estilo de vida consumista actual.

Personalmente, no termino de darle la puntuación total debido que sí es cierto que en ciertos momentos me abrumaba tanta reiteración en las diversas entrevistas. Sin embargo, es comprensible, al fin y al cabo es la finalidad de la presente obra.

Es un viaje interesante que todos deberíamos atravesar, atrevernos a cuestionar nuestro papel dentro de el entramado global de producción-consumo. En conclusión, ha sido una lectura ardua por el nivel de entrevistas y datos arrojados, no obstante, la voz de Ricardo Martínez nos ameniza y acerca a interrogarnos con urgencia y sutileza al escribir. Sin duda es recomendable para toda persona que quiera conocer exactamente la situación de las comunidades locales en Argentina, pero también para quien quiera armarse con un marco general de la realidad de la alimentación y producción globalizada actual.

En primer lugar, he de decir que este libro no es del género que suelo leer y por eso tengo varias opiniones sobre éste. El viento y la semilla nos habla del viaje que hace nuestro protagonista por Argentina y los problemas que se encuentran en la producción de soja transgénica. Esta experiencia personal de Ricardo Martínez nos abre los ojos frente los problemas que se encuentran en nuestra población y que muchas veces, parecen invisibles. Además, con esta obra, pretende pedir ayuda para poder parar a tiempo este problema de producción, deforestación y globalización.

Como ya he dicho, no es un género que suelo leer y por tanto, no estoy acostumbrada a esta narrativa. al hablar sobre un único tema de forma generalizada, algunas partes pueden hacerse repetitivas. Sin embargo, es una lectura que nos transmite una gran fuente de información y, por tanto, debe leerse poco a poco para poder ver todos los detalles.

La explotación de la población, el uso de químicos, la transformación que sufre el trabajo a lo largo de los años, la crisis humanitaria, la desmedida producción… son algunos de los temas que Ricardo nos muestra de una forma reiterada.

Este libro es una opción perfecta si se quiere saber más sobre la situación de Argentina y para todos aquellos que quieran ver la realidad que muchas veces no se muestra.

En esta historia Ricardo Martínez nos permite cuestionarnos cuál es nuestra posición frente a estos problemas tan poco visibles y cuál podría ser nuestro granito de arena para visibilizarlos.

No sabría muy bien cómo calificar este libro: no es un libro de viajes al uso, aunque nos cuenta las experiencias de un viaje a la Argentina profunda; tampoco es un ensayo económico, aunque los datos sobre la producción agrícola de la soja son el eje de este recorrido; tampoco es un manual de ecología, aunque el ideal de defensa de la Tierra puebla cada página; tampoco su finalidad de literaria, pero encontramos los giros de un narrador que domina la palabra y especialmente la técnica del retrato expresionista.
Probablemente es solo el libro de un viajero, como a Ricardo Martínez LLorca le gusta definirse, alguien que viaja con la libertad de descubrir y no con la mirada del turista que ya sabe lo que va a ver. Su mirada no está contaminada, se limita a contar su trayecto en busca de personas que le cuenten. Ellos, los humildes, las víctimas de las indiscriminadas plantaciones de soja, son los verdaderos narradores de este libro. de hecho, la presencia del autor es mínima, se limita a prestar ojos al lector en ese descubrimiento de la verdad, aunque como él mismo reconoce, la sabiduría es siempre incómoda.
Así, transitar por estas páginas es un ejercicio bastante incómodo. Es un libro denso, y a veces el ambiente se hace irrespirable, cuesta digerir la lectura de tantas injusticias. La prosa de Martínez Llorca transmite su propio desengaño y se tiñe de imágenes pesimistas al describir la oscura pobreza instalada en los hogares y también en los espíritus de muchos de sus habitantes.
Como le dice una mujer a la que han echado de sus tierras, para ellos es importante que alguien venga de fuera y cuente la verdad. Esa verdad es que la tierra les está siendo arrebatada a los campesinos e indígenas, que la sobreexplotación está agotando los recursos de la tierra y provocando desastres naturales, que el uso de insecticidas está matando a la gente, que las contadas empresas que monopolizan el negocio de los transgénicos nos están contando mentiras… Por eso es tan importante la verdad. El compromiso de Martínez Llorca es mostrar una realidad que permanece oculta tras los beneficios y la propaganda de un modelo económico sin cara, sin personas, hecha solo de los logotipos de las grandes compañías.
En definitiva, es un libro gris, oscuro, como las escasas fotografías en blanco y negro que ilustran esa miseria descrita. Pero de los lectores dependerá que por una grieta de esa realidad sujan la luz de la concienciación, el compromiso, la denuncia y el cambio necesario de un modelo económico en el que todos estamos implicados.

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