He leído varios libros de la escritora y como siempre
María Martínez hace que te emociones pero este ha sido el libro con el que menos he conectado, tanto con la historia como con los personajes. Creo que aunque tiene muy buenas reflexiones y un mensaje potente de superación de dejar el pasado atrás, creo que quedan temas sin profundizar.
La historia es narrada a dos voces por nuestros dos protagonistas Darcy y Declan en dos momentos temporales, en el presente y en el pasado cuando Darcy llega a Tofino.
La relación tanto con el padre como con la madre de Darcy queda un poco flotando, la madre desaparece y a pesar de que se menciona no se mete mucho en el tema y con el padre el final me dejó sin más, se arregla todo de un plumazo y listo. Con el abuelo hay un poco más de desarrollo, sobre todo cuando cuenta la historia del pasado pero aún así tampoco veo mucho más, al final conectas un poco más con la historia cuando ella recuerda lo que me contó su abuelo y entiende el mensaje pero aún así creo que se podría profundizar mucho más en esto. La relación de Declan con su madre si que me parece que tiene mucha más evolución y se entienden tanto las decisiones de la madre como las suyas, pero la relación con su hermano a pesar de que se ve una evolución en como actúa también me dio la sensación de despachar todo al final muy rápido. Me parece que en general se tocaron muchos temas importantes que sí que se tratan bien pero el desarrollo y reflexiones de los protagonistas se me quedaron muy cortos. Los anteriores libros de esta escritora me parecían mucho más profundos, este se queda mucho en la historia de amor.
A pesar de esto es un libro que me gustó, es un libro sencillo, que engancha, que te hace reflexionar, tiene un buen mensaje, un final muy bonito.