Se tiene que morir mucha gente

Si lo piensas, obviando todo el terror, resulta hasta cómico: los hombres han construido un mundo horrible e irrespirable única y exclusivamente para no tener que cambiarse las putas sábanas.

Y perdónate, no seas como yo. Tu vida sigue siendo tuya. Lo que pasa es que a veces, cuando eres madre, no lo parece.

De hecho, presta atención a este estudio que me estoy inventando: la mayoría de las personas que conoces, por una cuestión de estadística, son completamente estúpidas. De hecho, esa persona puedes ser tu.

En este barrio parecía muy importante que las niñas jugasen con Barbies y antidepresivos y los niños con camiones y a dar puñetazos a las paredes.

Ahí estábamos las cuatro, en un restaurante pijísimo: la embarazada ciclotímica, la actriz fracasada, la influencer inestable y yo. Un absoluto despropósito que auguraba una velada terrible.

Los humanos no tenemos sueños, queremos vivir tranquilos haciendo lo mínimo. PUNTO.

Es absolutamente demencial que existan profesionales capaces de reconstruirte la vulva para que luzca como si fuese la de una niña de once años, pero todavía no haya habido una presidenta mujer en este país.

Rodeaba con el brazo a una señora de edad similar que al parecer se había puesto todos los viales de bótox de España y Portugal, porque sus cejas estaban tan altas que para ver su expresión tenías que mirarla por detrás.

En lo que a magia se refiere, siempre me interesaron más las brujas, mujeres que se salían de la norma establecida y a las que dieron caza durante siglos, porque un puñado de señores temerosos y feos decían que ellas detentaban poderes sobrenaturales.

Por cierto, en este punto tengo que detenerme para decir que la creencia moral de que no se puede juzgar a las personas por el exterior es completamente falsa.