La última niebla/La amortajada

Dice María Sánchez que la escritura de María Luisa Bombal (Chile, 1910) es un hechizo. Y sí, es tal cual que así. Hechiza con una fusión muy original entre lo real y lo onírico, con ese vínculo orgánico que establece con la naturaleza y sus misterios, misticismos, enigmas. Siempre hay algún elemento de lo natural -el viento, el mar, la niebla, el árbol- que irrumpirá en la narración, adquiriendo protagonismo, dotando de simbolismo o ejerciendo de barrera frágil entre la consciencia y la ensoñación. Y también hay mucho cuerpo en su escritura, cuerpo de mujer anudado a la naturaleza.

También arraiga en su obra una fuerte crítica social a la situación de la mujer en la sociedad latinoamericana de primera mitad del siglo XX. Aunque ella no lo pretendiera y afirme que su interés ha estado siempre en lo íntimo y personal. Fue una de las precursoras del boom latinoamericano aunque injustamente poco reconocida dentro del canon. Quizás por mujer, quizás por tener una obra poco extensa, quizás también por ser considerada una “inestable” al haber disparado a su primer amante en el brazo. Esas cositas.

La leo y vienen a mí otras autoras latinoamericanas: Elena Garro, Marosa di Giorgio, Nona Fernández, Gioconda Belli…

Este libro recoge toda su obra narrativa. Dos novelas y cuatro relatos, publicados durante los años ‘30. Además incluye textos de Lucía Guerra -estudiosa de su obra- y de sus amigos y colegas José Bianco y Borges. También una entrevista final a modo de autobiografía, donde habla de su obra y de su amistad con Neruda, Borges, Storni, las hermanas Ocampo, Federico García Lorca, Mistral, el pintor uruguayo Figari.

No me importa caer en la obviedad al afirmar que la bien famosa “La amortajada” es inolvidable. de una belleza poética exquisita y una espiritualidad cósmica. Ese final me ha conmovido muchísimo. Hacía tiempo que no leía algo tan hermoso y tan reconfortante a la vez. Bombal hace que dejes de temer a la muerte.