Al otro lado del océano

Nuestro personaje principal es Shirin, una adolescente musulmana de 16 años que luego del atentado del 11 de septiembre a las Torres gemelas ha sido señalada y discriminada por la mayoría de las personas que la rodean. Por el trabajo de sus padres han tenido que mudarse varias veces y cada vez que llega a una nueva ciudad y a una nueva escuela todo se vuelve a repetir. Ya está acostumbrada al acoso, a las burlas, a los insultos e incluso hasta a los golpes que recibe debido a su religión, es por eso que decidió esconderse tras un duro caparazón para evitar que los comentarios y la forma de comportarse de la gente le afecte.

A pesar de no meterse nunca con nadie, de no contestar cuando alguien le dice algo o la molesta, de agachar siempre la cabeza, la gente sigue metiéndose con ella. No sólo sus compañeros sino también algunos adultos. Es por eso que junto a su hermano decide practicar una disciplina que le hace olvidarse de todo lo malo que la rodea y donde al fin encuentra su lugar con un grupo muy diverso que sin importar su raza, su color de piel o su religión, se reúnen por un único interés: bailar breakdance.

Así pasan los días, escondida debajo de su hijab, yendo de la escuela a su casa, sin quitarse los audífonos para no escuchar lo que la gente comenta al pasar y practicando breakdance hasta que un día conoce a Ocean. Ocean es su compañero de clase y misteriosamente parece tener interés en conocerla.

De Ocean conocemos muy poco porque lo vamos descubriendo desde los ojos de Shirin. Es un chico amable, que se interesa por ella y sus costumbres y que siempre que intenta entablar una conversación con Shirin, ella trata de evitarlo a toda costa. Está tan acostumbrada a esconderse detrás de sus muros que cuando alguien intenta atravesarlos es prácticamente imposible. Shirin sabe que lo mejor para Ocean es alejarse de ella ya que la gente comenzará a atacarlo por el solo hecho de estar a su lado, así que intentará mantenerlo lejos de todo eso que ella vive a diario y que tanto la lastima.

El libro está narrado en primera persona por Shirin, así que es muy fácil meterse bajo su piel y comprenderla. Se puede entender que actúe de esa manera por todo lo que le ha tocado vivir en su corta vida y sufrir junto a ella es inevitable. La verdad que duele muchísimo leer este tipo de historias, pero duele tanto porque es algo real, algo que pasa hasta el día de hoy y duele más aún por saber que hay niños y jóvenes como Shirin que sufren discriminación a diario. Duele ver tanto odio y tanta discriminación. Y duele ver como incluso la gente que no quiere discriminar termina permitiendo este tipo de abuso al no hacer nada al presenciar algún hecho de este tipo. Creo que el gran mensaje de este libro no sólo es "no discrimines" sino también "no seas indiferente". Si bien el libro sucede en el año 2002 creo que hoy, más de 20 años después, aún hay muchos prejuicios que debemos combatir.

Ahora contaré un poco lo que no me terminó de cerrar de este libro. Lo primero fue la protagonista. Realmente no pude conectar con ella. A ver, que súper entiendo todo lo que tuvo que vivir y que además sea una adolescente, de hecho comprendo todo eso y he sufrido con ella, pero que sea tan cerrada hizo que no lograra una conexión. Otra cosa que no me cerró fue el final que me terminó haciendo bastante ruido. Obviamente no contaré qué sucede pero lo sentí un poco forzado y no lo compré, no siento que sea un final acorde a la historia que nos contó Tahereh. Tampoco terminó de cerrarme del todo el romance. Creo que perfectamente podría haber sido una historia de amistad entre Shirin y Ocean y que no hubiera variado en nada, al contrario, hubiera quedado más natural. No me gustó tampoco el papel de los padres de Shirin, la manera que tienen de menospreciar lo que ella pasa sólo porque ellos vivieron cosas peores... y me parece que en este tipo de libros dirigidos a un público juvenil es necesario hacer hincapié en poder tener alguien de confianza con quien hablar del bullying y sobre lo que están sufriendo. Enseñarles a no quedarse callados, a contar con algún adulto que sea su apoyo ya sea padres, profesores o directivos, y siento que es necesario dar ese mensaje porque aquí la protagonista se queda callada y jamás busca ese tipo de ayuda.
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