El chico y el perro

Adaptación al manga de la novela homónima de Seishu Hase (publicada en España por Duomo ediciones), llega a mis manos gracias al préstamo de mi vecino, que es muy fan de Takashi Murakami (ya me prestó anteriormente su otra obra cánida, “El perro enamorado de las estrellas”).

A través de diversos personajes humanos conocemos al verdadero protagonista de la historia, el perro Tamon, que hace las veces de hilo conductor del conjunto de historias que se nos cuentan. En la primera de ellas, un hombre se le encuentra a la salida de una tienda y, al verle en muy mal estado, decide alimentarle y quedarse con él. El amor que siente por el perro es muy grande, pero al ver que siempre miraba hacia el sur piensa que está buscando a su dueño anterior, así que le deja marchar. Más adelante Tamon se topará con un delincuente, una prostituta, y algún otro personaje de mala vida o que pasa por unas circunstancias difíciles, pero gracias a Tamon conseguirán ver las cosas de otro modo.

Tamon siempre es un perro afable, protector y cariñoso con todos aquellos que cuidan de él, pero aún estando a gusto con esos dueños temporales, siempre mira hacia otra parte, como si siguiera buscando algo y esperase a que sus nuevos propietarios le diesen el visto bueno para poder seguir con su periplo. Y es que Tamon conoció a un niño con el que mantuvo una amistad increíble en la otra punta de Shikoku, pero ambos se vieron obligados a separarse debido a un terremoto. Por suerte Tamon no cesa en su empeño de volver a encontrarse con él

No llegué a leer el libro original, que en su momento apareció en muchas reseñas por aquí, pero creo que me basta con su versión manga, porque sí, la historia es entretenida y tiene un punto muy tierno que te hace reflexionar sobre las segundas oportunidades y el poder de los animales en nuestro estado de ánimo, pero no me ha gustado la excesiva tendencia al melodrama. Es que hasta cierto punto vale, bien, pero aquí se pasa tres pueblos, la verdad.