Química para mosquitos

“La enfermera sale corriendo hacia la sala de profesores, sus muslos gruesos tiemblan debajo del delantal blanco. En la mano derecha lleva una probeta con un líquido amarillo. Es tu sangre” ~ Química para mosquitos de Aleksandra Lun.

Química para mosquitos es una novela corta pero intensa. Narra la historia de una niña de la que vamos cogiendo datos a medida que crece. Sabemos que ha nacido en un país de la antigua URSS, en una zona minera de carbón. Y, por la información que nos va aportando, sabemos del impacto de las explosiones en las minas y de los efectos de la química en los cuerpos de los niños nacidos en la época. Asimismo aborda el accidente de Chernobil con todo lo que ello supone. “Tu sangre ha cambiado de color, pero sigue teniendo una composición química normal”.

Me ha llamado la atención la manera en la que está narrada esta historia. La autora ha escogido la segunda persona para contarnos la vida de esta niña y, aunque no suele gustarme esta fórmula, reconozco que, en esta ocasión, me ha resultado curiosa e incluso acertada. Esa voz ofrece una visión de descubrimiento y de enfoque infantil y nos va contando cosas como que esa niña es trasladada, de vez en cuando, a una granja, a un sanatorio, de vuelta al colegio y el lector va uniendo la vida de esa niña y su contexto, marcado por una economía comunista.

Eso sí, cuando terminas el libro y repasas no tienes muy claro, o sí, no lo sé, qué significa todo lo que has leído. de hecho he tardado en escribir esta reseña porque el libro se me ha quedado dando vueltas en la cabeza. ¿Os lo recomiendo? Sí, claro, no está mal salir de lo habitual. ¿Os va a gustar? Eso ya no lo tengo tan claro pero indiferentes no os va a dejar.

“¿Y si fuera verdad que el mundo desaparece de vez en cuando y luego vuelve a aparecer sin que nadie se de cuenta?”

Narrada en segunda persona, esta novela te mantiene alerta, tratando de entender en dónde te estás metiendo. La elección del narrador tiene su sentido, que comprendes al final de la novela, en un desenlace que se queda en tu cabeza largo rato.

He tardado días en conseguir juntar las ideas para hacer esta reseña. Y he tenido que revisitar el texto para conectar algunas cosas, porque es todo un alarde de ingenio del que no eres del todo consciente mientras lo vas leyendo. Me gustan esas novelas en que las cosas no son lo que parecen, en que hay múltiples conexiones invisibles que hacen que todo encaje al final.

“El canto de los insectos es distinto del canto de los pájaros. Los pájaros describen imágenes concretas, escenas recientes, impresiones veloces. Los insectos siguen una narración más compleja. Cuentan historias más largas, sagas y odiseas. Siguen a personajes múltiples, crean arcos narrativos que abarcan centenares de años. Juntan acontecimientos que no parecen tener nada que ver. Entienden consecuencias de los eventos años, siglos más tarde”.

Insectos, una nave espacial, ámbar, una niña diferente que renace en las primeras líneas, unos pseudopadres, una pseudoabuela-Helena, un norcoreano y un relojero borracho nos hablan de la vida en en un país del bloque comunista tras la Segunda Guerra mundial, de la dureza de la vida en el campo, de la uniformidad obligada de vivir en la ciudad.

“Los niños con estuches alemanes tienen gomas de borrar que borran, lápices de colores que pintan, plastilina que se pega y tijeras que cortan. Los demás tenéis gomas de borrar que no borran, lápices de colores que no pintan, plastilina que no se pega y tijeras que no cortan. En la economía planificada, los objetos cotidianos están congelados en su campo de posibilidades. Llegan a la dimensión material a medio hacer, como unas flores recogidas antes de tiempo que ya nunca llegarán a abrirse”.

Una apuesta arriesgada y todo un acierto.

En el  universo literario, pocas obras tienen el poder de resonar en la mente  mucho después de haber cerrado sus páginas. 'Química para Mosquitos' es una de esas obras que no solo destaca por su calidad literaria sino también por su originalidad narrativa.

Originalidad Narrativa.
Desde el inicio, 'Química para Mosquitos' se desmarca de lo convencional. La elección de narrar la historia en segunda persona es un atrevimiento que paga dividendos, creando una intimidad única entre el personaje y el lector. La protagonista, una niña cuya voz nos guía a través de la narración, se convierte en una presencia casi tangible, atrapándonos y envolviéndonos en su mundo desde la primera página.

Temática Profunda y Diversa
La obra aborda temas de gran envergadura y actualidad, como la amenaza nuclear y la vida en el campo con recursos mínimos hasta la vejez. Estos temas no son solo telón de fondo sino que se entrelazan con la trama, aportando una riqueza y profundidad que invita a la reflexión. La autora no teme sumergirse en las complejidades de la existencia humana, explorando la vida bajo el yugo de una sociedad comunista y el desasosiego que siguió a la disolución de la URSS.

La Experiencia de Ser Otro.
Quizás uno de los aspectos más conmovedores de 'Química para Mosquitos' es su exploración de la alienación. La protagonista representa a aquellos que se sienten "diferentes", que no encajan en el seno de una sociedad o una familia. Esta experiencia de ser otro, de vivir en los márgenes, se presenta con una sensibilidad que toca el alma.

Un Final Inolvidable.
El libro culmina con un final que lo describo tal como me ha hecho sentir, uno de los más **bonitos** que haya podido experimentar. Sin revelar detalles, es suficiente decir que el desenlace de la obra es un testimonio del valor literario de la autora, dejando una impresión duradera y una sensación de gratitud en el corazón como lectora.