Los renglones torcidos de Dios

Hay algo en las relecturas que me fascina, y es la cantidad de detalles y conclusiones nuevas que se pueden sacar de una misma historia leyéndola en épocas o momentos vitales distintos, pero claro, esto sucede tanto para bien como para mal.

Si bien la primera vez que leí “Los renglones torcidos de Dios”, de Torcuato Luca de Tena, me pareció una obra sublime, esta segunda lectura, aunque me sigue maravillando su capacidad para atrapar al lector, a grandes rasgos y sobre todo de cara al final, me ha resultado algo decepcionante, y os explico por qué.

Como digo es una obra que atrapa desde el primer capítulo tanto por la agilidad de su prosa, por la trama, por la protagonista y el desarrollo de cada personaje… y sobre todo por el misterio que el autor va creando, el cual impide que la mente del lector deje de trabajar ideando las más variadas teorías.

Basándonos en todo esto podríamos decir que es una obra fantástica si no fuera por ciertos aspectos que han ido haciéndome salir de la trama, que me han resultado poco creíbles y que, incluso, han llegado a aburrirme. Os pongo como ejemplos las relaciones sanitarios-pacientes que para mi gusto son bastante inconcebibles y fuera de lugar, el aumento paulatino de lo grotesco de algunas de las enfermedades hasta el punto de pasar de ser interesantes a muy desagradables e innecesarias para el desarrollo de la trama, y sobre todo el final.

Sin entrar en demasiados detalles creo que el autor estropea una trama con sentido y un misterio muy bien hilado y desarrollado queriendo rizar demasiado el rizo, dando por buenas explicaciones que no tienen demasiado sentido y creando un barullo difícil de discernir en lo que iba siendo una historia encarrilada y sin dificultades para su comprensión.

Por supuesto esta es una opinión completamente personal y no tiene por qué estar acertada, pero no puedo negar que para mí es un libro que va de más a menos de una forma exagerada y que ha pasado de fascinarme a decepcionarme.