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Crítica de JavierFP


JavierFP
16 April 2024
Descubrí a Noelia Lorenzo Pino con “Blanco Inmaculado”, el cual se convirtió en uno de mis libros favoritos de 2022. Me gustó tanto que esas Navidades los Reyes me trajeron otras cuatro novelas suyas (¡qué bien me conocen!). Aunque por ahora solo he leído “La sirena roja”, me bastó para saber que merecería la pena leer cualquier nueva historia que publicase. Y así ha sido. Con “Purasangre”, segunda entrega de la serie protagonizada por la oficial de la Ertzaintza Lur de las Heras y la agente Maddi Blasco, Noelia no solo ha demostrado que esta pareja de investigadoras han venido para quedarse, si no el porqué es uno de los grandes nombres del Euskal Noir.

“Anoche vi a la chica del abrigo rojo. Encontradla, por favor. Corre peligro”. Este misterioso mensaje enviado a la Ertzaintza servirá para reunir nuevamente a Lur y Maddi en la investigación de la desaparición de Sua, una chica del entorno de Lu. Sus pesquisas les llevarán a entrar en el mundo de la joven, un mundo lleno de secretos y miedos que les mostrará el lado más oscuro del ser humano.

El hecho de que el caso a investigar sea una desaparición hace que la investigación se convierta en una carrera contrarreloj por encontrar a Sua antes de que sea demasiado tarde, y esa urgencia, esa premura que se respira en todos los pasos que dan Lur y Maddi, se traslada igualmente al lector haciendo que, aunque no sea una historia que tenga un ritmo endiablado, si hace que resulte muy difícil abandonar la lectura.

Con una prosa sencilla (que no simple), ágil y descriptiva, Noelia atrapa al lector al alternar la investigación en sí misma y los vidas personales de las dos protagonistas, con una serie de flashbacks que reconstruyen las semanas previas a la desaparición de Sua, mostrando un pasado que ayuda a conocer y entender más a la víctima. Estos fragmentos hacen que el personaje de Sua tenga una mayor profundidad y una mayor carga psicológica, convirtiéndola en un personaje con entidad propia y no quedándose solo en “la chica que desaparece”.

Si en “Blanco Inmaculado” los personajes de Lur y Maddi me enamoraron, en “Purasangre” han terminado de conquistarme. Mujeres fuertes que no tienen miedo a mostrar sus vulnerabilidades y que, por mucho que estas parezcan insuperables, no cejan en su empeño de trabajar por y para las víctimas. La química entre ellas es uno de los puntos fuertes de la serie. Su relación profesional ha dado paso a una relación de amistad en la que un simple mensaje es suficiente para saber que la otra está y estará ahí, apoyándola en todo momento.

Me está resultando muy interesante la evolución que están teniendo ambos personajes. Ahora que parece que su enfermedad está algo más controlada, Lur se enfrenta a una nueva convivencia que no es vista con buenos ojos por todo el mundo, y que está sirviendo para mostrarnos una parte de ella que no conocíamos. Por otra parte, Maddi continúa enfrentándose a una difícil situación marital complicada por unos celos profesionales que no la dejan disfrutar del todo de su trabajo. Me resulta muy original que por una vez en una relación de pareja se plantee este tipo de situación y no los típicos celos sentimentales. Los personajes están bien perfilados, tienen múltiples matices y se complementan a la perfección.

La historia reflexiona, y hace al lector reflexionar, sobre temas como la dependencia a sustancias, las relaciones tóxicas y el maltrato, la salud mental o la familia y el duelo no resuelto, que en ocasiones puede terminar derivando en una de las otras. Un aspecto a destacar es que no pone el foco en el adicto, sino en aquellos que están a su alrededor, logrando transmitir la angustia y el sufrimiento que les genera ver la espiral de autodestrucción en la que está su ser querido, y la impotencia de no poder hacer nada por sacarle de ella, llegando incluso a facilitar el consumo con tal de no perderle del todo.

La historia tiene un giro de esos que no ves venir, pero el hecho de que se produzca cuando aún faltan unas cuantas páginas para el final, hizo que éste no me resultase igual de sorpresivo que el desenlace de “Blanco Inmaculado”. Ahora sí, el epílogo es justicia poética…y hasta aquí puedo leer.

En un encuentro exclusivo con la autora hace unos días, confesó que ya tiene pensado algún caso más para Lur y Maddi, y yo, como fan absoluto que me declaro de ella(s) desde YA, estoy impaciente por leerlos.
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