Blanco inmaculado

Me encantan las historias detectivescas y cada vez me dejo llevar más por inspectores/parejas de investigadores nacionales, hay algo... esa cercanía del relato, de la ambientación que me atrapa.

Ya me había pasado con Bevilacqua y Chamorro, Leo Caldas... y quería conocer lo que Lur y Maddi me podían transmitir. No me ha defraudado, los comienzos son difíciles y como era de esperar poco a poco se van conociendo y limando esas asperezas. Esas diferencias que poco a poco cobran protagonismo y las hacen apreciar más si cabe esos aspectos que no tienen, pero su compañera aporta.

Pero vamos al meollo, entran en escena cuando una adolescente aparece muerta en una casa vinculada a una secta. Los Fritz tienen algo aterrador desde el primer momento, restrictivos, con sus jerarquías, donde los altos escalafones hacen lo que quieren de la clase baja.

Bajo la apariencia de una comunidad trabajadora que se autoabastece con sus propios negocios, algo se esconde...

Sólo deciros que me ha dejado con ganas de más, así que deseando seguir conociendo a Lur y Maddi, que tiene ese punto especial de encontrarse a dos mujeres a cargo del caso, y es que algo está cambiando, no sólo en los cuerpos de seguridad, sino también en la realidad, en los personajes literarios.