Cuando se busca en el diccionario la palabra disidente los sinónimos que aparecen son oponente, opositor, discrepante, contrario, renegado, detractor. Una persona que separa de la común doctrina, creencia o conducta. Y aunque efectivamente la obra de Pedro Lizcano tiene a disidentes como protagonistas, lo que encontramos aquí es sobre todo filosofía y humanidad, anhelos personales, tristeza y comportamientos más grises que claros, ante situaciones extremas. Son los ojos de Shasta, el personaje principal de esta historia, los que nos permiten observar un mundo cercano, en un pseudoestado que establece un férreo control y en el que es un acto subversivo transmitir por radio algo tan simple como una serie de relatos. Esto es lo que hacen ella y su padre, entregadísimo a la causa y con un plan para intentar derrocar el régimen en el que están inmersos, siendo vecinos de Matt Scott, director del cuerpo de seguridad de fronteras, y por tanto, enemigo número uno de lo que intentan lograr padre e hija. Con este punto de partida esperaba encontrar una historia más trepidante, con un ritmo frenético, pero al final, me ha resultado desigual, y hasta más o menos la mitad de la obra la trama no ha acabado de arrancar de forma intensa. En parte, porque los relatos que dan a conocer Shasta y su padre se comen una parte muy extensa, y esto hace que se pierda la conexión con la trama original. Es esta trama la que es cautivadora, una atmósfera distópica, y conformada por un mundo complejo, con mucha riqueza en matices, menciones, diferentes puntos de vista… que alcanza su máxima expresión en los pasajes de las fiestas en las que disidentes y afines al régimen se juntan, sin saberlo. En cuanto a los temas, el paso del tiempo y la salud juegan un papel fundamental, y hay frases que son para enmarcar y personajes muy interesantes, pero he visto demasiados roles de género, sobre todo en lo que a personajes femeninos se refiere. Aunque tienen escenas fundamentales, me parece que las mujeres no dejan de estar controladas por los habituales roles masculinos conservadores de padre, marido y jefe. En cuanto al final, me ha dado la sensación de que se ha precipitado un poco, y me he quedado con ganas de más explicación, y también de conocer en profundidad el bagaje de algunos personajes. + Leer más |