El silencio y la cólera

“No bastaba que el pueblo desapareciera de la vista: para que la victoria de la administración fuera completa, antes habría que derrumbarlo, de modo que todos pudieran verlo reducido a polvo” ~ El silencio y la cólera de Pierre Lemaitre.

¡Ay, Lemaitre! ¡Cómo me gusta este hombre! Lo digo y repito cada vez que termino uno de sus libros. En esta ocasión, El silencio y la cólera, segunda entrega de la tetralogía “Los años gloriosos” que se inicia con El ancho mundo.

Nos vamos a Paris, a donde se han traslado los hijos de Louise y Angela. Y combinamos la estancia en Paris con un pueblo cercano donde se está construyendo una presa que generará energía, –un salto adelante al progreso para la ciudadanía francesa–, que aboca a la destrucción del pueblo que permanecerá sumergido bajo las aguas del embalse. La lucha del pueblo es uno de los puntos que trata el libro; una lucha en la que siempre hay listos, y listillos, y gente que tiene principios que parece ser la que siempre pierde.

Seguimos con la historia del resto de personajes; y dejamos que el autor nos lleve de la mano por la Francia de la década de 1950, en la que la mujer comienza a abrirse paso en la sociedad pero aun con los derechos muy limitados; al igual que los derechos de los trabajadores.

Muy gracioso un estudio que se publica como colofón final y que en su día lo realizó la revista Elle. Lemaitre se hace eco de él en la historia pero lo añade como Anexo porque tiene tela, no solo por sus resultados sino porque habría que preguntarse por qué no se hizo uno así sobre los hombres.

Ahora a esperar para seguir con esta familia y esos años gloriosos. ¡Leed a Lemaitre! Merece la pena.