Matar a un ruiseñor

"-Tú no eres realmente un amanegros, verdad?
-Desde luego que lo soy. Hago todo lo posible por amar a todo el mundo. Cariño, que te llamen lo que otra persona cree que es algo feo nunca es un insulto. Sólo te demuestra lo ruin que es esa persona."

Matar a un ruiseñor es un libro que fue publicado por primera vez en 1960. A pesar de la diferencia temporal con el presente, el libro aborda algunas cuestiones en plena vigencia.

La pequeña Scout relata a través de su mirada infantil la vida en un pequeño pueblo de Alabama en los años 3, una vida tranquila que se ve alterada cuando su padre, Atticus, decide defender como abogado a un joven negro acusado (injustamente) de violación.

El libro evidencia cómo los prejuicios raciales llevan a las personas a cometer actos injustos, y cómo esos prejuicios calan especialmente entre la población más inmadura (emocionalmente hablando). El racismo, como cualquier otra forma de discriminación, se sustenta en el miedo a perder privilegios, y alimentarlo es necesario para asegurar ese estatus de poder.

Las personas como Atticus, que deciden enfrentarse a toda una comunidad con tal de defender lo que es justo, son las que hacen que el mundo avance. Este personaje es entrañable, tierno con sus hijos, respetuoso con sus vecinos, leal a sus principios. Su ternura es infinita.

Matar a un ruiseñor es un retrato de una población rural, pero también un grito contra la desigualdad. Un merecidísimo pulitzer que debería ser leído en las escuelas para tener más Atticus, más Jem y más Scout en el mundo.