Matar a un ruiseñor

Previo a leer el libro tenía una idea bastante preconcebida sobre que trataba, en parte por los dichos sobre el libro y también por imágenes de la película (la que no he visto) así que para mí esta es la historia de un juicio, del juicio de un hombre negro acusado de la violación de una mujer blanca y del abogado blanco que se compromete con su defensa, sabiendo que tiene todas las de perder, en una sociedad en que si el acusado es un hombre de color su inocencia o culpabilidad es irrelevante (hasta acá no he dicho nada que no aparezca en las sinopsis y reseñas)
Ahora bien esta percepción no estaba tan alejada de la realidad, esta es una novela de un juicio en que lo racial es el factor decisivo. Sobre el juicio descansa gran parte de la parte central de la trama. Pero decir que el libro es solo sobre el juicio es no dar a la novela su real dimensión, pues está es sobre una sociedad, sobre una época, de un pequeño pueblo que de una y otra manera representa a tantos otros poblados en que discriminar a la gente de color ni siquiera era cuestionado porque se consideraba como algo natural.
Curiosamente en el pueblo hay individuos que saben que esto está mal, y que como individuos sienten que las personas de color merecen igual respeto, pero hay un status quo tan poderoso que no son capaces de procurar que las cosas sean diferentes.
Es también un libro sobre una sociedad llena de contradicciones en que se condena el racismo imperante en la época en Europa (década de 1930) pero no el que se vive a diario ahí mismo en las mismas calles de Maycomb.
Teniendo todo esto como antecedentes entiendo plenamente porque es tan destacada por muchos lectores la figura de Atticus Finch, Atticus representa al hombre, al padre y al abogado íntegro por sobre toda las cosas.
Otro personaje que no puedo dejar de destacar es Link Deas, un hombre que tiene claro lo que considera correcto y que actúa en consecuencia.
Una novela fácil de leer, pero no por eso superficial, de esas que al llegar a la última página nos dejan la sensación de que hay mucho que pensar y que meditar, porque es un libro que no ha perdido validez.