"Disparad a todos los arrendajos azules que queráis, si podéis acertarles, pero recordad que es un pecado matar a un ruiseñor” Sin duda esta es una de las frases más populares y que creo que más caracteriza la esencia de esta novela. En un pequeño pueblo del sur de Alabama, llamado Maycomb, cuyas mismas familias llevan viviendo ahí durante generaciones, encontramos a Atticus Finch un abogado que lucha por hacer justicia e intenta educar a sus hijos para que miren más allá de lo que la sociedad de los años 30 dictamina. Jem y Scout Finch nos muestran su visión de los acontecimientos que día a día tienen lugar en el pueblo, desde situaciones cotidianas, como los juegos durante una tarde de verano o las injusticias marcadas por el racismo. Esa narración nos la aportan con una sinceridad e inocencia que solo los niños demuestran y que te hace amar la novela desde el primer capítulo. Desde hacía mucho tiempo quería leerla y no me ha defraudado en absoluto. Es una novela que no puede faltar en la biblioteca, de las que te hacen reflexionar y dan lecciones de vida. |