A veces las novedades me ponen ojitos, pero hay tantos clásicos que no he leído que pienso que aquellas pueden esperar. De "Matar a un ruiseñor" ni siquiera había visto la película y junto a @novela_y_accion he descubierto una historia dolorosa, pero tierna y muy divertida a ratos, sin caer en sentimentalismos. Harper Lee nos enfrenta a toda nuestra hipocresía y prejuicios, algo que no hemos superado y que todavía avergüenza (creo que es un libro dirigido a personas blancas porque no cuenta nada que las personas no blancas no sepan o no hayan vivido). Lo hace desde la mirada de una Scout adulta entremezclada con la Scout de la infancia, y esta ha sido una de las cosas que más he disfrutado. La autora retrata la desigualdad que llega hasta las instituciones del sistema y plantea dudas sobre la eficacia del tribunal del jurado, la proporción de las penas, los principios del derecho penal o la fiabilidad de los testigos oculares. Señala con claridad la discriminación a la que es sometida buena parte de la población, pero también se puede distinguir incluso la discriminación múltiple que vive otra parte. Y después de todo esto #mataraunruiseñor no se va a convertir en uno de mis favoritos de este año por uno de sus protagonistas: Atticus Finch. Atticus es honrado, justo, abogado intachable, buen vecino y buen padre. Tanta bondad me resultó casi irreal y eso estropeó un poco la experiencia, pero en general ha sido una lectura muy emocionante. |