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*reseña genérica de la trilogía, sin spoilers* Esta trilogía me ha marcado tanto que no sé ni por dónde empezar; me ha parecido una historia sublime. Voy a comenzar hablando del maravilloso trabajo de construcción del mundo. No hay que olvidar que la trama tiene un gran componente político que es la principal fuente de conflictos, entre países y dentro de cada país. Por ello, el desarrollo del mundo y la manera en la que se pone al lector en contexto, es tan importante. En este aspecto debo decir que he sentido que la información se daba con los detalles justos y en el mejor momento, de tal manera que el lector fuera perfectamente capaz de retenerla sin llegar a sentirse sobrepasado. Otro de los grandes puntos a destacar es la originalidad del sistema de magia. El poder del jade, a pesar de parecer simple en un inicio, da muchísimo juego, y es el principal eje alrededor del cual se construye, ya no solo la trama, sino también el mundo y la sociedad. Me ha parecido una maravilla en todos los sentidos. ¿Y qué decir de sus personajes? Son personajes memorables, cada uno a su manera; de los que te cautivan, te conquistan y se ganan para siempre un hueco en tu corazón. Hay que tener en cuenta que la trama se vehicula a través de la situación y las vivencias de los miembros de toda una familia, y además abarca un extenso período de tiempo, es por ello por lo que no son pocos los personajes a los que vamos a tener el placer de conocer. Sin embargo, la construcción de todos ellos está tan bien trabajada, que no resultan nada confusos los cambios de perspectiva. Además, su evolución a lo largo del tiempo (como mínimo de aquellos que tienen la oportunidad de vivir hasta el final...) es absolutamente perfecta, totalmente acorde a su edad y a sus vivencias. Una obra que, a pesar de tener un fuerte componente político, no anda escaso de acción, presentando el equilibrio justo entre todo tipo de escenas logrando con ello mantener al lector completamente inmerso. Y es que, además, despierta en ti tal batiburrillo de sensaciones que se convierte en una adicción. Si todavía no conocéis al clan Sin Cumbre, no sé a qué estáis esperando. |
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