El bosque sabe tu nombre

Estrella es una niña privilegiada que vive con su familia en Basondo, un pequeño pueblo del País Vasco. Es hija del marqués de Zuloaga, dueño de la mina que da trabajo a medio pueblo pero ella tiene una vida acomodada en la mansión familiar, escapándose al bosque junto a su hermana gemela, Alma, en cuanto tienen la oportunidad. Sin embargo, lo que se intuye como una vida apacible pronto se convertirá en una incertidumbre al descubrir que una de las dos morirá antes de cumplir quince años.

Estrella y Alma son dos niñas muy especiales. Como su abuela Soledad, ambas poseen un extraño don que las relaciona con la naturaleza y los espíritus. Pese a ello, sus caracteres son muy diferentes y aunque se pasan todo el día juntas, chocan constantemente. Alma es la hija ideal y perfecta, a la que todos adoran mientras que Estrella siempre es la rebelde y la culpable de todo. Desde el momento en que se enteran de la maldición, su relación se resiente y aún más si le sumamos las envidias y los resentimientos que empiezan a surgir por problemas amorosos.

Sobre esta base, Alaitz Leceaga crea una historia de mujeres, donde su protagonista no dudará en ponerse el mundo por montera, en luchar por sí misma ya que, sino, nadie lo hará. Se enfrentará a su familia, a sus amistades, a la sociedad y a su futuro preestablecido para convertirse en una mujer fuerte que lucha por lo que cree justo. A su lado, se irá encontrando con otras mujeres que le advertirán de las consecuencias de sus actos en una sociedad claramente creada y liderada por hombres. Con todo ello, lo que empieza siendo una niña egoísta y caprichosa se convertirá en una mujer inteligente que lucha por sobrevivir de la mejor manera posible.

Y es que esta novela hay que leerla en su contexto histórico. al leerla, entramos a formar parte de una familia adinerada del norte de España a principios del siglo XX. Como en todas las familias, su día a día está llena de secretos y las relaciones interpersonales no son tan ideales como todo el mundo supone en Basondo. A ello hay que sumarle la situación del país en los años 20-30, la inestabilidad política y las luchas ideológicas que derivarán en una guerra mucho más profunda en la que las envidias y el conflicto entre distintos rangos sociales saldrán a la luz.

Otro de los aspectos más destacables de la obra es la unión que establece con la naturaleza. Lo que empiezan siendo simples escapadas de niñas al bosque cercano a Villa Soledad (la casa familiar), acaba siendo para el lector un cúmulo de sensaciones en las que casi nota el musgo crecer bajo sus pies, siente la humedad del verdor del bosque y los ruidos de los animales que lo rondan, desde búhos hasta el temido lobo. A través de ese majestuoso bosque se descubren pequeños momentos de magia, en los que la mitología y la realidad se entrelazan y deja de resultar extraño que el jardín de la mansión dé siempre las mejores rosas o que sus árboles estén llenos de apetitosas manzanas rojas, sea la época del año que sea. Estos toques de realismo mágico conectan con el lector y recuerdan a otras obras como La casa de los espíritus de Isabel Allende o la propia Tierra de brumas de Cristina López Barrios, de la que os hablaba al principio.

En resumen, El bosque sabe tu nombre es una fantástica novela, difícil de englobar en un solo género pero que merece la pena darle una oportunidad por la historia de lucha por la supervivencia que nos cuenta, por la evolución de sus personajes, por su conexión con una parte de la historia de España y por los maravillosos paisajes del norte en los que cualquiera desearía perderse.
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