Como agua para chocolate

He leído este libro a mis 26 años y tan solo por el hecho de que quizá nombraba algo relacionado con la cocina, mi profesión, pero tampoco le tenía demasiadas expectativas puestas. Es curioso cómo los prejuicios nos impiden disfrutar de algunas cosas, e incluso de algunas personas, maravillosas.

No puedo estar más contenta por haber decidido leerlo al final. Como devoradora de libros desde que tengo uso de razón, siempre he escuchado su título y conocía incluso el nombre de la autora, pero tanto el bombo que le daban como que creía que era un pastelazo, me alejaron de la idea y las ganas de leerlo.

Pero nada que ver con la realidad. Es una obra que narra la vida de Tita, una mujer que nace bajo la maldición de la tradición de una familia, según la cuál la última hija no puede casarse, ya que tiene como deber cuidar y velar por la vida de su madre hasta su muerte.

Esta terrible tradición le envuelve en una serie de acontecimientos en los que ama, cocina, sufre el desamor, la desilusión, la pérdida, la emoción.

Y conforme vamos avanzando en la novela vamos cayendo en esta espiral de sentimientos que sufre Tita, pero todo contado a través de las recetas tradicionales de la familia de una forma fresca, alegre pese a contar tristezas y con un realismo mágico abrumador.

Con este libro lloras y ríes por partes iguales y deseas con todas tus fuerzas que no acabe tan pronto. Solo me duró 48 horas
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