Crónicas de una mujer en Asia

No habría llegado a este libro si no hubiese sido por el Masa crítica de Babelio y, aunque yo soy un poco de ideas fijas, mi enamoramiento por Vietnam ha sido tan grande desde que se me planteó la oportunidad de ir, que entre los libros deseados metí este, por probar, y quizás sea el destino (me gustaría creer en ello aunque yo pienso en otra opción más racional), un día, un tiempo después, lo tenía en mi buzón.

Crónicas de una mujer en Asia se muestra como un ensayo feminista, entreverado con memorias de la propia autora, sobre la situación de las mujeres en India, Nepal, Vietnam y Camboya. Y sí pero no. Yo esperaba algo más profundo o estudiado, pero se tratan más de las crónicas (no mentía el título) vividas por la autora. No me ha molestado. Yo que en verano no soy lectora demasiado sesuda, leer a Paloma Lafuente ha sido como ponerse un documental de la 2, esa sensación placentera de viajar desde el sofá para descubrir cosas que nos atraviesan y acaban obsesionando. Por ejemplo, no sabía nada sobre Nepal y el hallazgo ha sido muy interesante.

Pienso, sin embargo, que el libro podría estar más aprovechado. A veces se lanzan temas demasiado interesantes que se atajan con excesiva velocidad. Te muestra la pezuña pero no ves al animal de detrás, y sí, podemos hacer la búsqueda por nuestra parte, pero sería un libro más completo si esa búsqueda nos la diera hecha la autora.
Otra cosa que me saca de la lectura (de manera muy personal) son las frases simples, un poco místerwonderfuleras, para rematar párrafos complejos. Imagino la gran frustración que debe ser en muchos casos ser voluntaria de ONGs en países como éstos, donde no hay medios para tanta pobreza, pero regalar sonrisas no es una medicina, aunque tú en la vida real puedas sonreír a alguien que no tiene nada por pura empatía. No es que no lo hagas, es cómo lo escribas. Y aquí, aunque sé que la autora no lo siente, con esas frases se romantiza la pobreza. Por último, yo me interesé por el libro por la parte de Vietnam, pero la autora ha vivido en los otros tres países. Vietnam lo conoce de pasada por un viaje, y eso se nota en el libro. Esa parte, justamente, me sabe a poco.

¿Recomiendo el libro? Sí, con matices. Si lo que quieres es comprender el ambiente de estos lugares a la par que tener un libro ligero y fácil de leer, Crónicas de una mujer en Asia puede ser lo que buscas. Si lo que quieres es un libro objetivo sobre la situación de las mujeres en esos países de Asia, quizás pueda ser una puerta de entrada pero creo que te sabrá a poco. Pese a estas conclusiones, he de decir que me ha gustado la lectura por ese sentirme cerca de esos lugares mientras leía, Paloma Lafuente describe bien las sensaciones que provoca estar en ciudades densas y caóticas y en paisajes que quitan el aliento, y he podido revivir un poquito el Sudeste asiático, que, a mí, personalmente, era lo que más me apetecía de este libro.

CRÓNICAS DE UNA MUJER EN ASIA – Paloma Lafuente Gómez

Como siempre, y en primer lugar, quisiera agradecer a Babelio por haberme regalado este ejemplar. Lo que más me llamó la atención, a parte de su temática, fue la foto tan bonita y evocadora que tiene su portada.
Tenemos ante nosotros un gran libro donde se describe a la mujer y a la cultura que la rodea, dependiendo del país donde se encuentre ésta.
Y es que su autora, Paloma Lafuente Gómez, debido a su trabajo como asesora de género en diversas ONGs, debe viajar a cuatro países asiáticos. Por este motivo divide el libro en dos partes: el sur (India y Nepal), y el sureste asiático (Vietnam y Camboya).
Cada país es una crónica diferente, y el comienzo de cada una de ellas es un enfoque global de todo lo que describirá con todo lujo de detalles en los siguientes capítulos.
El libro consta de 254 páginas, a buena letra, y con algunas fotografías en blanco y negro. En este punto me gustaría destacar, que una de las cosas que me ha hecho bajar la puntuación es por el diseño del formato de la página. Y es que a pesar de que la letra es de un tamaño perfecto para ser leída sin problemas, la falta de espacios, ni siquiera entre párrafos, hace que para los que tenemos dislexia nos cueste un poquito seguir su lectura sin cansarnos, ni perdernos.
Si hay alguna palabra que caracterice a este libro a la perfección, diría que es la descripción. Creo que sin lugar a dudas, de entre todos los libros que poseo, este es con el que más contenido descriptivo cuenta en sus páginas. Y es que te sumerge tanto en los lugares que está visitando, que parece que puedas percibir el olor de las comidas que narra, o que puedas sentir lo ruidosas que son algunas calles, o que simplemente estés al lado de su autora reviviendo todas sus experiencias.
Al ser una gran amante del continente asiático, he podido devorar con placer todas sus vivencias como si estuviese viendo un programa televisivo, de estos que te llevan a conocer diferentes países. He recopilado algunos datos nuevos que no conocía, aunque tengo la sensación de que me hubiese gustado saber más de la vida de algunas mujeres y de sus costumbres.
Recomiendo este libro a todas aquellas personas que quieran saber un poquito más sobre la cultura, sociedad e historia de estos países, sobre todo si lo quieren hacer de una forma básica y en la que no se profundice en todos estos aspectos. Ojalá algún día se pueda cambiar la situación de precariedad y pobreza de todas esas personas. Ahora las llevaré en mi corazoncito por mucho tiempo, puesto que la mayoría son historias conmovedoras de las que te hacen empatizar con la persona y son difíciles de olvidar.
Le doy tres estrellas y media, por el tema que he expuesto al principio, y porque me hubiese gustado algo más de información, no tanto a nivel descriptivo, y si más a nivel vivencial, social y costumbrista.

Del largo listado disponible para los ávidos lectores de la red Babelio, no sé qué me hizo señalar este libro entre otros. Supongo que buscaba la visión de «una mujer en Asia», buscaba sus palabras contándome sus vivencias durante su estancia en esos países. Últimamente, me llama leer no ficción, bien sean autobiografías como pequeños ensayos o fragmentos de historias reales. Desde hace meses, las historias «inventadas» no consiguen atraparme, y eso que lo intento una y otra vez con diferentes novelas, de diferentes géneros.

Crónicas de una mujer en Asia es justo lo que su título presenta: textos, íntimos y personales, cuyo peso de la narración se centra en la experiencia de la autora, a través de su mirada y sus sensaciones, y todo a modo de crónica de viaje.

El libro se divide en cada uno de los países de los que nos habla Paloma Lafuente: La India, Nepal, Vietnam y Camboya. Con esta lectura, el lector se acerca a una parte, la que ha querido contarnos la autora, de lo que ella vio y sintió allí mientras se permitía el lujo, entre sus tiempos de trabajo para una ONG, de viajar por la ciudad buscando mimetizarse con su gente, sus calles, sus olores, sus colores y sus sabores, siempre teniendo a las personas como principal meta de su búsqueda.

Uno de los mayores baluartes que me he encontrado mientras leía este libro es la facilidad de transmitir que he notado en sus páginas. Sin ser textos extensos ni complicados, los he encontrado llenos de descripciones justas y acertadas que han conseguido llevarme de la mano de la autora por esas calles o caminos; he subido a esos autobuses en Nepal, he observado el Ganges, he buscado la visión del Himalaya, he descubierto Vietnam y he sufrido en Camboya.

En mi cabeza, he hecho una composición completa de lo que pudo (fue) el contacto con cada una de las personas que Paloma decide incluir en estas crónicas, a pesar de que solo se les nombre en un párrafo o en dos. Creo que esto es algo que no me esperaba al comenzar a leer este pequeño, pero no por ello menos interesante, libro. El texto nos cuenta mucho más de lo que está escrito.

Ahora me falta preguntarme qué ha motivado a la autora a compartir esta especie de diario, sin serlo, de su paso por esos países del Asia. Es verdad que podríamos esperar que hablase más de las mujeres allí, pero no es en lo que ella se centra. Busca el contacto con la población de los lugares que va visitando o en los que vive. Nos habla de sus vidas, reales y difíciles, aunque no por eso menores. Se acerca, aunque sea a través de una pequeña conversación, a la gente de cada uno de los cuatro países de los que habla en este libro.

No busques una declaración de intenciones sobre la injusticia del mundo, aunque puede que en Camboya sí que esté más patente, sino simplemente una visión, a veces positiva, a veces fiel, a veces ingenua, a veces desafiante y a veces esperanzadora, de cada uno de estos países que de una manera u otra tienen un porcentaje muy alto de pobreza, enfermedad e injusticia.

Paloma, has abierto mi curiosidad por muchos temas. Gracias.
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