La tercera mentira

Con La promesa se me cayó un poco la historia de los gemelos porque esperaba encontrarme con una narración similar a la que me conquistó en El gran cuaderno, pero en ella hallé algo muy distinto.

Sabiendo que a la autora le gustaba ir cambiando las reglas del juego comencé La tercera mentira preparado para cualquier cosa y me ha encantado el reto que se nos propone. Un reto mayúsculo porque estamos ante la novela más compleja.

El gran cuaderno fue publicada en 1986. La promesa vio la luz en 1988. La tercera mentira en 1991. Las tres son muy diferentes como si la historia se fuera reinventando a sí misma con el paso del tiempo.

El gran cuaderno es la que más me ha gustado. Si fuera una etapa ciclista sería la del Alpe d'Huez. ¡Etapón y novelón!

La promesa me costó más. Me sentí como el soldado Filípides llegando a Atenas desde Maratón.

Con La tercera mentira me vi nadando a mar abierto. Me vi pendiente de los reflejos en el agua: Claus – Lucas (mismas letras en diferentes lugares). Me vi recordando momentos de las dos novelas anteriores. La tercera mentira me mostró la verdad.

Nunca he hecho un triatlón, pero he leído Claus y Lucas y mi satisfacción ha sido máxima como si hubiera finalizado el Ironman de Hawái.

Dice uno de nuestros protagonistas que “Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida”. Estoy de acuerdo en que la realidad siempre supera a la ficción y eso que esta ficción es dura y en ella se tratan temas de peso como la guerra, la búsqueda de la identidad, el dolor o la muerte. En esta ficción también se habla de literatura… y eso siempre suma.

¡Qué gran trilogía!