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El paisaje, las calles y sus gentes... Nada se detiene aunque estemos viviendo un duelo. Y así nos lo quiere hacer ver Esther Kinsky en Arboleda. Tras perder a su marido, la narradora decide viajar a Italia y no dejar atrás un plan ya establecido con él. Italia, país visitado también de niña anualmente con sus padres y que también busca reencontrar(se) en sus recuerdos. Escritura pausada, bella, descriptiva. Escritura que cuenta un duelo a través de los más mínimos detalles de la vida, del paisaje que rodea a la protagonista, desde unos ojos que no quieren perder un solo detalle de todo aquello que la rodea. Animales, naturaleza, casas, comercios, vecindario... y cementerios. Encuentra la paz visitando camposantos, paseando entre nichos, leyendo los epitafios, viendo las fotos y edades de lxs que ya no están. Recuerdos. Sus descripciones son tan sencillas, tan certeras y evocantes que parece abrirnos los ojos a una vida de la que apenas sabemos nada y que a ella, a través de la pérdida de sus seres queridos, le sirve para ver que la vida continúa y que hay que observarla con atención para buscar consuelo. + Leer más |