Mientras escribo

Es un libro híbrido, mezcla de ensayo, autobiografía y unos pocos toques de ficción. Divertido, instructivo, sincero y conmovedor. Hacía años que lo tenía entre mis lecturas pendientes y lo devoré en un par de días. Stephen King explica anécdotas escogidas de su infancia, de su época de estudiante, de su familia y en ellas nos transcribe también su trabajo, sus influencias literarias y cinematográficas. Me ha gustado muchísimo como su vida y su escritura van entrelazadas indisolublemente y discurren en paralelo: de bien pequeño se refugió en la lectura y la importancia de la escritura marcó su vida, de manera que, siguiendo el consejo de su madre, se puso a escribir sus propias historias. En cada página del libro lo he sentido muy cercano, como si estuviéramos conversando en un pub entre risas, contagiándome de esa pasión por los libros y por su escritura. La primera parte es la más biográfica: explica experiencias que se conservan con más resonancia en su memoria y que me han transmitido sus emociones y reflexiones más allá de la anécdota que explica. La segunda parte comparte las herramientas básicas recomendadas a potenciales escritores para habitar cómodamente el mundo literario. El último capítulo demuestra el paralelismo entre vida y ficción con un final aterrador (que también es un nuevo principio), que bien podría ser el capítulo final de una novela. Resumiendo: es un libro que me inspira porque, de la misma manera que escritura y lectura van de la mano, también vida y escritura se entrecruzan en su realidad y en su ficción. Stephen King consigue mediante estos fragmentos de su vida transmitirme su vibración, lo esencial y perdurable de su vida y su escritura, y que me detenga en su manera de ver el mundo, lo que para mí es la definición de una buena lectura: aquella que te hace detener tu mirada y ampliar las vistas.