Fuera llueve. A través del vaho de los cristales se puede ver gente gris con paraguas. En una cafetería de una plaza cualquiera, en Salamanca, Segovia, Bib-Rambla en Granada, el Pilar en Zaragoza o El Fontán de Oviedo. Da igual. “Mientras Escribo” se transforma en un conocido que te cuenta su historia. Fuera el pavimento brilla, puedes ver un gato lamiéndose las patas húmedas, observando. El sonido de la lluvia se convierte en una suerte de banda sonora. Reconfortado por el relato, tomas un sorbo de tu bebida y, prosigues disfrutando de su historia. Así te acompaña el autor a través de este libro o así quiero imaginarme yo mientras "habla" Stephen King a tu lado. |