La larga marcha

Uno de marzo, 9:00, comienza el acontecimiento deportivo más esperado, una agotadora marcha a pie donde un simple resbalón puede ser el último. Los competidores, un grupo formado por cien adolescentes elegidos a sorteo entre todos los inscritos, deberán respetar las normas y tener en cuenta ciertos consejos para evitar recibir los temidos avisos y por ende, que les den el “pasaporte”. Los marchadores están decididos a pasar sobre los cadáveres de sus compañeros para conseguir la victoria, es decir, fama y una fortuna inimaginable. Y sí, como podéis imaginar, el ganador será el único superviviente.

Sin lugar a duda esta novela no deja indiferente al lector. He de reconocer que avanza de una manera muy lenta y con muy poca acción, por lo que puede resultar pesada de leer en algunos capítulos. No obstante, todo esto queda eclipsado por la forma que tiene King de narrar, así como por unos personajes construidos a la perfección. Estos últimos son la piedra angular de la historia así como los diálogos entre ellos, que en algunos momentos llegan a ser una obra maestra de la comprensión humana y el instinto de supervivencia. Los acontecimientos, a los que se verán sometidos durante la marcha, harán que no solo tengan que lidiar con evitar recibir “el pasaporte”, sino también con enfrentarse a conflictos internos y a pensar fríamente si merece la pena seguir andando.

A rasgos generales, es una historia dura que nos hará reflexionar muchísimo. Está narrada a la perfección solo como Stephen King sabe hacerlo, y sin duda, lo más característico es poder ver con precisión la evolución que experimentan los personajes durante la marcha, con momentos muy incómodos y difíciles para unos jóvenes que nunca fueron conscientes ni consecuentes, al 100%, de la situación en la que se acabarían encontrando.