Joyland

Joyland es una de esas historias que son un homenaje a lo vivido, a esos momentos que la memoria se empeña en convertir en algo añorado, en algo que permanece muy dentro de nosotros porque sabes que nunca podrá volver, y que acaba por convertirse en la historia de tu vida. Porque no sé si tiempos pasados fueron tiempos mejores, pero que muchas veces los idealizamos eso sí lo creo. Es de esta manera que permanecen en tu memoria y reconfortan.
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Es así como recuerda Devin Jones el verano que pasó en Joyland. Era un joven universitario que quería sacarse un dinero para sus estudios y, a la vez, poner distancia con un primer amor en horas bajas. Devin es joven y la idea de pasar el verano trabajando en un parque de atracciones le parece un sueño hecho realidad. Porque además Joyland no es un parque de atracciones al uso. Joyland es un eco del pasado que se empeña en no morir ante los parques modernos y más grandes que empiezan a estar en auge. Joyland todavía mantiene ese aire de feria ambulante y atracciones con historia que le da un carácter especial pero abocado a la extinción. Y ese carácter especial incluye una leyenda negra: la historia de la joven que murió asesinada en una de sus atracciones y cuyo espíritu continúa vagando po Joyland en busca de su asesino.
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Siendo este un libro de King era prácticamente imposible que no entrara en liza el elemento fantástico. Y, en efecto, aquí tenemos un asesinato sin resolver y un espíritu en busca de justicia. Pero esta parte es casi anecdótica porque la historia que King nos está contando realmente es el paso a la edad adulta y los profundos cambios que ello conlleva. Si sois de los que esperan que ocurran cosas desde la primera página este no es vuestro libro. Pero si, como yo, os dejáis llevar desde el principio por esa atmósfera de nostalgia y de vivencias que dejan huella, Joyland es una historia para vosotros y que seguro vais a amar.