Frank Peterson, un niño pelirrojo de once años, ha sido brutalmente asesinado en Flint City. Todas las pruebas apuntan a Terry Maitland, entrenador de la liga infantil y uno de los ciudadanos más queridos. Al principio, se asemeja a novela negra en los primeros capítulos, y se me hizo muy lenta. Pero según va avanzando, se convierte en un thriller entretenido y algo sobrenatural, muy al estilo King en sus novelas de terror. Como siempre, va soltando paulatinamente dosis de intriga y misterio, bien medidas e inteligentemente administradas, con un ritmo que te mantiene en vilo toda la novela, solo te deja tomar aire para ver como todo vuelve a dar un giro. Todo muy bien entrelazado. De los personajes, que decir ya, destacando Holly Gibney. Todos ellos, bien perfilados, cargados de historias y fobias, magistral su psicología individual. Y como todas cosas, siempre hay una pega, en este caso el final, aunque me ha gustado, me ha faltado un poco flojo. |