Un beso es un acto simbólico y, en consecuencia, no representa nada cuando falta aquel sentimiento peculiar que lo suscita, sentimiento que a su vez solamente existe en determinadas circunstancias.
|
Un beso es un acto simbólico y, en consecuencia, no representa nada cuando falta aquel sentimiento peculiar que lo suscita, sentimiento que a su vez solamente existe en determinadas circunstancias.
|
[...] ya que quien ha conocido un amor desgraciado sabe siempre algo de las desgracias ajenas...
|
¡Mía! ¿Qué puede significar esta palabra? Desde luego que no aquello que me pertenece, sino aquello a lo que yo pertenezco y contiene todo mi ser o esencia. Lo cual, en consecuencia, sólo es mío en la medida en que soy suyo.
|
Me has preguntado si sería capaz de olvidarte. ¡Nunca, [...], nunca! ¿O acaso crees que mi amor por ti es una obra de la memoria? Aunque el tiempo borrase todo lo que hay escrito en sus códices, aunque borrase los mismos rastros de la memoria, mi relación contigo siempre sería algo vivo y tú inolvidable. ¿Cómo podría olvidarte? ¿Qué tendría que recordar entonces? Me olvidé de mí mismo para acordarme solo de ti; si te olvidara, debería volver a recordarme de mí mismo; y en ese instante, en medio de mi propio recuerdo, resurgiría tu imagen en mi memoria.
|
La envolvía toda entera una melancolía similar al arrullo de las palomas silvestres, una especie de infinita nostalgia sin objeto.
|
Pues bien, cuando siento esa impaciencia, me dan deseos de salir de mi caverna, de acercarme a ella y tomarla por la mano, de abrazarla toda entera y guardarla dentro de mí mismo, para que nadie me la pueda robar.
|
Lo vi tan soñador y tan ebrio de amores que me da miedo que en el momento menos pensado se levante como un sonámbulo y le vaya a contar a todo el barrio quién es la elegida de su corazón.
|
¿Tendría mi mirada, como el sueño, un poder semejante? Porque también sus ojos de ella se cerraron cuando yo la miraba, aunque por dentro la agitaban fuerzas oscuras. No veía que yo la estaba mirando, pero lo sentía, lo sentía, por todo su cuerpo. Sus ojos se cerraron y eso era la noche, pero en su interior profundo era día claro.
|
Me vuelve ebrio todo lo que hay en esta joven tan reciamente ataviada por la madre naturaleza: sus formas suaves y castas, su profunda inocencia femenina y sus ojos claros...
|
Cuanto más la miro, más me convenzo de que es una criatura habituada a la soledad.
|
Son considerados los padres de la filosofía occidental: