El tercer deseo

El tercer deseo de Jessica Khoury ha sido una lectura intensa, tengo que reconocerlo. Me encantan los retellings, y por lo visto últimamente este género se esta volviendo muy de moda, por lo que mi lista de pendientes se está engrosando a una velocidad de vértigo.

En este caso, me he adentrado en Agrabah, con Aladdin y Zahra, la yinn de la lámpara, como protagonistas principales.

Esta novela es absorbente y mágica. La fuerza de los deseos mueve el mundo de Zahra, una joven que tiene prohibido soñar y anhelar por el simple hecho de ser la genio de la lámpara; condenada a pasar el resto de sus días concediendo deseos a sus amos.

Su historia es demoledora desde el principio, pero no da muchos datos de sí misma. Para los lectores, es un misterio. Aunque algo sí que tenemos claro: el lastre y el arrepentimiento que porta por haber guiado a la muerte a su antigua ama, su habiba, Roshana, la última reina de Nerubia.

Los yinn no tienen demasiadas normas, pero dos son las más importantes: no amar a un humano y no formular el Deseo Prohibido. Pero le es imposible no sentir nada al conocer a Aladdin y todo lo que él tiene que ofrecer. Aladdin es un ladrón, hijo de padres revolucionarios, huérfano y, aunque aparentemente es el rey de las mentiras, su corazón es noble y tierno.

La verdad es que la autora ha dedicado mucho tiempo a definirlos, de ahí que me hayan parecido tan humanos. Ambos, tanto Aladdin como Zahra. Zahra es perfectamente imperfecta, poderosa y perspicaz. Leer este retelling me ha hecho recordar lo mucho que me gusta la versión clásica de este cuento de Las mil y una noches. También aparecen otros personajes, como Cáspida, la hija del Sultán, a quién yo esperaba con ansias por saber qué papel tomaría en esta historia, y quien me ha sorprendido gratamente por su personalidad tan adulta y arrolladora.

Que mis autoras favoritas, como Sarah J. Más y Marissa Meyer, digan genialidades de la novela es como un flechazo, porque El tercer deseo esconde mucho, a la par que te sorprende. Su lectura me ha resultado muy amena, tranquila. Y el romance, ¡oh! Maravilloso el contraste entre el deseo y el deber.

Ya lo he dicho, no quiero repetirme, pero tengo que volver a decirlo: El último deseo es una novela que derrocha magia en cada página. Sobre todo, ha despertado a la soñadora que llevó dentro.
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