El tercer deseo

Tenemos hoy, y ayer, y nos aprovecharemos del mañana.Tendremos todo el tiempo del mundo si somos lo bastante listas para conseguirlo [...] El tiempo es la magia más poderosa que existe.

No fue el odio lo que prendió la mecha de la guerra entre tu gente y la mía, Aladdín. Fue el amor.

- ¿Y tú qué sabes del amor?
- Que debe ser una elección.
- Oh, mi inocente ladrón. El amor rara vez lo es.

No puedes elegir lo que te ocurre, pero sí puedes elegir en qué te conviertes por ello.

Al final, el polvo siempre vuelve al polvo

Lo cual solo puede significar una cosa: que no existe ningún secreto para la felicidad, porque la felicidad en sí es una creación mítica, un sueño que los humanos os contáis para soportar el día a día. Es la luna, y vosotros, como el sol, la perseguís sin descanso, dando vueltas y más vueltas sin llegar a ningún sitio. Y, no obstante, nunca se os ha ocurrido pensar que vuestra cruzada es en vano.

El amor es un camino bordeado de rosas -digo con amargura- Pero conduce al borde de un acantilado, y todos los que lo siguen caen a su perdición.

-Entonces no sería amor.
-¿Y tú qué sabes del amor?
-Que debe ser una elección.
-Oh, mi ingenuo ladrón, el amor rara vez es una elección.

Estamos a la deriva en un mar de arena a la luz de la luna, el silencio es tan infinito como el espacio entre las estrellas.

No se me permite tener esperanza. Tengo prohibido un deseo propio. Y así no pensaré en el mundo de arriba, en el cielo abierto, en el aire fresco y la luz del día.