Cuando Hitler robó el conejo rosa

Creo que la mayoría de nosotros adultos, indiferente de la condición económica, recordamos algún juguete, manta u otro objeto al cuál estuvimos muy apegados de niños y que representa aún en el pensamiento aquellos tiempos idos. Pues para Anna, el conejo rosa era ese objeto, que tuvo que dejar en su casa de Berlín al tener que huir con su familia ante el presentimiento que tuvo su padre (escritor y crítico del fascismo con ascendencia judía) por el inminente arribo al poder de Hitler.

Por un lado, la familia de Anna fue afortunada de abandonar la Alemania nazi a tiempo, por otro, en ese juguete se representa todo aquello que tuvieron dejar, y que para una niña de 9 años, literalmente, en su imaginación, Hitler estaría jugando con su conejo rosa igual que con todas las pertenencias de los que lograron huir.

Esa condición de inmigrante fue dura para ella y su familia, sufrieron por la pobreza y el desprecio que incluso en el exilio recibieron de muchas personas. Aún así, aprendió también que todo dolor y sufrimiento era compensado con la posibilidad de permanecer juntos.

Una historia sencilla para niños que, por igual, llega al corazón de los grandes.