Garrett necesita ayuda para subir su nota media si quiere seguir jugando los partidos de su equipo de hockey sobre hielo y necesita que Hannah, que ha sacado un 10 en el último parcial, le ayude. Hannah se niega por completo. Piensa que es engreído, el típico deportista sin neuronas que solo sabe jugar y acostarse cada noche con una chica diferente, por lo que no quiere perder su tiempo con él. Sin embargo, Garrett le propone un trato bastante jugoso... que ella no va a poder rechazar. Desde ese momento, comenzará una relación llena de piques, tonteo y una atracción que se va generando a medida que van pasando más tiempo juntos. Garrett tiene claro que no quiere novia y Hannah solo quiere volver a sentir que no está rota. Pero da igual lo que ambos quieran: el roce hace el cariño y juntos descubrirán que la vida es mejor cuando tienen a alguien en quien apoyarse y en quien confiar. Juntos entenderán que no están rotos y que deben dejar el pasado donde está. No sabía lo mucho que me iba a encantar esta primera parte de la tetralogía Kiss me y me arrepiento de no haberlo leído antes. Me han encantado los personajes, la trama y ese ambiente universitario que tanto me gusta en las novelas. Es una historia totalmente adictiva, que se devora de principio a fin. Y con un amor de esos intensos, de los que te llevan en una montaña rusa, en la que sufres las idas y venidas de los protagonistas. Un acierto total. Si les gustan ese tipo de historias, les recomiendo que se aventuren a leerla. |