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Un legado inesperado nos cuenta la historia de Kate y Brad, que por distintos motivos han estado cuidando de un anciano llamado Peter Dawson; cuando este muere, descubren que su herencia y su casa se las ha dejado a ambos con una condición: que tienen que pasar un mes juntos es esa casa con los cuatro perros de Peter. Kate es una chica de Arizona que se mudó a Nueva York. Lleva una vida tranquila y trabaja en su propio negocio de pasteles llamado “Sweet Kate”. Brad es el típico chico con pinta de rico malcriado que a medida que lo vamos conociendo sabemos que no es así y que tiene un gran corazón. Peter Dawson, es el culpable de que Kate y Brad se conozcan, hará de celestina para que estos protagonistas se conozcan y tengan un amor como el que tuvo él. El libro está contado a dos voces, la de Kate y la de Brad y los iremos conociendo cada vez más y lo que sucede entre ambos. La pluma de la autora es muy adictiva, me ha atrapado desde el primer momento, ha puesto mucho interés en algunas cosas tan bonitas que me han enamorado, como las canciones de de Peter y los apodos que se ponen Kate y Brad. Además, tiene mucho humor que me ha hecho reír con las ocurrencias de los personajes y los enfados de Kate. La autora hace que conectes con los personajes desde el principio. Una de las cosas que más me ha gustado de la relación entre ambos es ese tira y afloja de los protagonistas, un poco amor-odio o enemies to lovers; otra de las cosas que me han gustado ha sido saber un poco más de la historia de amor de Peter y Wendy. En cuanto al final, no he podido evitar soltar algunas lágrimas, es un final precioso y muy conmovedor que me ha llegado al corazón. Siempre voy a recordad al estirado y al pastel de calabaza con mucho cariño, además de a los perros de Peter que me han encantado ellos y sus nombres. En definitiva Un legado inesperado es un libro fácil de leer, cercano y ágil, que da lugar a la reflexión, que te hace ver que siempre hay que perseguir tus sueños y hacer lo que te dicte el corazón. |
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