 |
Kate es de Arizona, se crió en un rancho pero por un revés de la vida, tuvo el valor de ir a perseguir su sueño de montar una pastelería en Nueva York. Brad es de Nueva York, trabaja de director creativo en una empresa de juguetes, la imagen que da es de mujeriego, pero si rascas un poco, todo es fachada. Ellos dos tienen en común a Peter, un hombre mayor que perdió hace tiempo a su mujer Wendy, y que tanto Brad como Kate van a visitarlo cada día. Lo que no saben es que Peter va a ser la razón principal de que ellos vayan a conocerse más y quién sabe... Quizá surja ese amor real, igual que el de Peter y Wendy tuvieron. Ese tira y afloja de los protagonistas me ha encantado desde el principio, y la historia de Peter también, ha sido un descubrimiento y sobre todo la carta del epílogo.... Ais ❤️. El libro está contado a dos voces, de Kate y Brad en presente. Me ha recordado muchísimo a las típicas películas de navidad, que tanto me gustan ⛄️ . Donna tiene una manera de escribir preciosa y delicada, conectas con los personajes de una manera brutal y te hace sentir todo de primera mano. Es una maravilla, de momento llevo dos libros de ella y espero poder leer muchos más 🥰. Voy a recordar a “pastel de calabaza” y al “estirado” con muchísimo cariño. Una historia de diez con muchísimo sentimiento y amor |
>
