Nosotros en la luna

Ginger se encuentra en un viaje no planeado por Paris para poder olvidar a su ex novio, tratando de sacar un boleto del metro conoce a Rhys, el chico que le cambiara su vida y con quien compartirá unas vacaciones exprés mágicas que marcaran su vida.
Sintiendo una conexión inmediata se vuelven amigos cercanos, Ginger al volver a su realidad comienza a mensajearse por correo con Rhys durante varios años donde irán en idas y venidas.
Ginger es la hija del dueño de una empresa de muebles, su ex novio y amigo de la infancia también trabaja en la misma empresa, pero mientras la gente rehúye de Ginger por ser la hija del jefe, su ex va escalando puestos, sintiéndose mal porque su padre tampoco la tomo mucho en cuenta Ginger se ve envuelta en una depresión lenta sobre el paso de su vida y su único salvavidas se convierte Rhys, por otro lado, Rhys es un chico que no quiere sacar raíces en ninguna parte, y que no se toma las cosas muy en serio, trabaja como DJ y va libre por la vida, guarda muchos traumas de su infancia que lo detienen a madurar de cierta manera y que ve en Ginger un ancla para volver a la realidad, pero poco a poco se va perdiendo.
Es un libro bonito que nos muestra la relación de dos personas por medio de correos, aunque también nos narran cuando se ven en persona.
Cosas que no me gustan, los libros de Alice Kellen tienen un defecto y es que, si bien tienen frases muy hermosas, las pone demasiado y los libros se alargan demasiado y no ayudan tanto a la trama, en este caso las referencias al principito y a la luna fueron un poco sobrecargadas, aunque tengo que admitir que tenía muchas frases muy bonitas.
De ahí es que el final se me hizo un poco forzado. Me costó un poco empatizar con los protagonistas, pero aun así el libro es muy bonito y fácil de leer.
Ambos se cuentan su vida por medio de correos