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Autumm no ha tenido un comienzo fácil, abandonada al nacer ha pasado de manos como una moneda de un centavo. Esa a la que nadie presta atención ni siquiera se agacha a recogerla del suelo. Jason ha tenido una familia que lo adora, con dos hermanos pequeños a los que quiere tanto como mataría. Y unos amigos que son tan familia como la de sangre. Dos mundos muy diferentes, dos formas opuestas de ver la vida y una atracción que no podrá controlar. Alice Kellen como digo siempre es intensidad, sentimientos a flor de piel. Y con esta historia aún más, porque todo lo que rodea a la protagonista es duro. Porque es imposible no pasar por la historia sintiendo el dolor de Autumm, el miedo, el dolor. del mismo modo que sucede con Hunter, quién no ha tenido la misma suerte o fuerza que su hermana de acogida para salir adelante. En el caso de Jason me ha encantado ver cómo ha ido cambiando, creciendo. Aprendiendo a ver el mundo con realidad, entendido que hay cosas que no se deben cambiar. Que se quieren tal y como son. Es verdad que el tramo final de la novela me ha tenido con el corazón en un puño, con las lágrimas cayendo sin control. Aún así disfrutando de cada página. Como siempre Alice no defrauda. |
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