La historia, ambientada en la Irlanda rural de principios de los años ochenta, está narrada desde la voz interior de una niña, que es llevada a casa de unos familiares lejanos a pasar unos meses, hasta que su madre da a luz a su último hermanito. Podemos intuir que su familia se trata de una familia bastante numerosa y humilde. Con los Kinsella conocerá otro tipo de relación familiar. Una novela breve, de apenas 88 páginas, que se leen en un suspiro. Una historia muy bien contada y armada, desde la voz infantil, tan difícil de creer a veces, perfectamente llevada, donde la autora aprovechando la inocencia infantil llena de silencios y sentimientos, ya que muchas veces ni tenemos toda la información ni entendemos las cosas que pasan a nuestro alrededor, genera tensión y misterio. A través de la cotidianidad del día a día aborda temas como los dramas familiares, los secretos o los juicios sociales. Una historia preciosa, que me ha emocionado mucho al final, que me ha llevado a empezarla de nuevo al terminar y que supone el descubrimiento de una nueva autora a la que me gustaría seguir leyendo. |