Una mesa, un café y una decisión. Esto es todo lo que hace falta para ser feliz." Con este lema tan llano y directo, "Antes de que se enfríe el café" logró llamar mi atención. Me hacía falta un feel good para salir un poco del estrés del día a día, por lo que decidí leer este libro. Su premisa básica es que existe una cafetería en la que, sentada en una mesa concreta, puedes volver al pasado, solo durante el tiempo que tarda en enfriarse un café y no puedes cambiar nada de ese pasado. Éste punto de partida es sensacional, augura una novela llena de sentimientos y reencuentros emocionantes. Pero, en la realidad, termina por ser un libro facilón en exceso, muy repetitivo (quizás el libro más repetitivo que he leído nunca), superpredecible y cansino a más no poder. Me ha costado mucho terminarlo, y lo hice porque era una lectura conjunta. Sé que existen dos libros más de esta saga, pero a mí no me van a pillar. He aquí mi decepción de este marzo asiático. |